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Erdogan pasa a la contraofensiva y reta a los manifestantes a las urnas

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, lanzó ayer su contraofensiva contra las protestas que reclaman desde hace diez días su dimisión, movilizando a miles de seguidores y advirtiendo de que su paciencia «tiene límites». Recordó la legitimidad de la formación gobernante ganada en las elecciones y retó a sus opositores a que se midan en las urnas.

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GARA | ANKARA

Mientras miles de manifestantes siguen ocupando las calles de Estambul, Ankara o Izmir, el primer ministro turco volvió a retomar su retórica más dura contra los «vándalos» y «extremistas». Si hace unos días suavizó su discurso abriéndose a escuchar las «exigencias democráticas», la de ayer fue una jornada de cerrar filas.

Una multitud de seguidores reunidos por el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), demostró que también el islamismo cuenta con fuerza en la calle y ocupó el espacio mediático frente a las manifestaciones opositoras.

«Somos pacientes, muy pacientes, pero nuestra paciencia tiene límites», advirtió Erdogan, que multiplicó sus intervenciones en varias ciudades del país. «No rendiremos cuentas a grupos marginales. La nación nos ha llevado al poder y solo ella nos sacará», prosiguió ante la multitud que gritaba «Turquía está orgullosa de tí».

Insistiendo en la legitimidad de las urnas, citó a sus adversarios a las elecciones municipales de marzo de 2014. «Tened paciencia siete meses más en lugar de ocupar (el parque) Gezi (Estambul) o (el parque) Kugulu (Ankara)», les retó Erdogan. «Habláis de democracia, libertades y derechos, pero no los obtendréis a través de la violencia, sino a través de la ley», añadió.

Previamente había pedido a sus seguidores reunidos en Adana que dieran a los manifestantes «una primera lección por vías democráticas, en las urnas».

Las protestas, que comenzaron por el rechazo a un proyecto urbanístico en el parque Gezi, acusan al Gobierno de autoritarismo y de querer islamizar el país, y han aglutinado una amalgama de grupos, desde kemalistas hasta izquierdistas, kurdos, feministas o hinchas de fútbol. Decenas de miles ocuparon ayer de nuevo la plaza Taksim de Estambul en ambiente festivo, para un concierto donde las canciones se alternaron con las arengas anti-Erdogan y los lemas de «gobierno dimisión».

El sábado por la noche seguidores de los tradicionalmente rivales equipos de fútbol de la ciudad, Galatasaray, Fenerbahçe y Besiktas, aumentaron el número de concentrados. En Ankara e Izmir también se repitieron las manifestaciones. Al igual que el sábado, en la capital la Policía intervino ayer de nuevo con cañones de agua y gases lacrimógenos. Los medios turcos dieron cuenta de enfrentamientos entre partidarios y opositores al primer ministro en Adana (sur).

El Gobernador pide perdón

En contraste con el tono duro de Erdogan, el gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu, pidió perdón por los excesos policiales cometidos durante la represión de las protestas antigubernamentales. «Hay que pedir perdón por los excesos y los errores individuales que han ocurrido a veces en este asunto. Pido mil perdones, de corazón», dijo el gobernador a través de Twitter. Mutlu, uno de los responsables políticos cuya dimisión exigen los manifestantes, incluso aseguró que «le gustaría estar con ellos». «Jóvenes, sé que pasáis una pacífica mañana en el parque Gezi, con el piar de los pájaros, el zumbido de las abejas y el olor de los tilos. Me gustaría estar con vosotros», fue el bucólico mensaje que colgó el gobernador. Pero los incidentes del sábado y la estrategia de confrontación de Erdogan suscitan preocupación sobre los próximos días. Desde Roma, el premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk, ha mostrado su preocupación porque «todavía no hay signos de un desenlace pacífico» y dijo «comprender la forma de protestar de la gente».

El AKP tiene previstos dos actos masivos el próximo sábado en Ankara y Estambul, para lanzar la campaña electoral, en otra ocasión de Erdogan para responder a las protestas.

Una preocupación para los islamistas egipcios y tunecinos

Los sucesos en Turquía preocupan a los movimientos islamistas que han llegado al poder en países de las «primaveras árabes». Egipto y Túnez «deben estar preocupados por los problemas de la Turquía de Erdogan, al que se suponía un modelo de buen funcionamiento del islam político», según Antoine Basbous, del Observatorio de los Países Árabes de París. Túnez y Egipto, donde la revuelta derribó dos dictadores en 2011 y abrió el camino a los islamistas -Ennahda en Túnez y el Partido de Libertad y Justicia (PLJ) en Egipto-, han elogiado repetidamente a Turquía como modelo de democracia islámica moderada y «fuente de inspiración». Pero los dos países árabes sufren una creciente polarización entre islamistas y laicos.

En Egipto, muchos establecen un paralelismo entre las manifestaciones contra el AKP y la programada para el 30 de junio contra el presidente, Mohamed Morsi. «Lo que sucede en Turquía no tiene nada que ver con las necesidades económicas diarias. Esto promueve la idea de que los regímenes islamistas, que han hecho proezas económicas y demostrado al mundo que podían hacer frente a todas las desafíos externos han fracasado», dice Murad Ali, un responsable del PLJ. Pero Basbous cree que los acontecimientos en Turquía recuerdan a los laicos en el mundo árabe «que fueron los impulsores del cambio» en 2011.

Sin embargo, reconoce que la oposición en Egipto y Túnez siguen siendo débil y mal organizada, y sus protestas tiene más raíces económicas que ideológicas. El analista tunecino Sami Brahem cree, a su vez, que «hay intentos de exportar lo que sucede en Turquía a Túnez».

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apunta a la banca

El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, arremetió contra los bancos comerciales de su país, a los que acusó de ser uno de los impulsores de la oleada de protestas antigubernamentales, y animó a sus seguidores a «darles una lección» y a optar por la banca estatal.

Öçalan aplaude la protesta pero advierte de la utilización de los golpistas

«Veo el movimiento de resistencia lleno de sentido y lo saludo», afirmó el líder del PKK, Abdulah Öçalan, en un mensaje leído por el vicepresidente del partido pro kurdo BDP, tras visitarle en la cárcel de Imrali. Pero, a la vez, advirtió a los manifestantes contra una eventual recuperación de los movimientos nacionalistas turcos. «Nadie debe dejarse utilizar por los medios nacionalistas y golpistas», alertó, y pidió a los manifestantes que se abran a «los movimientos democráticos, revolucionarios, patrióticos y progresistas de Turquía». En cuanto al proceso de paz, Öçalan dijo que ha cumplido «más allá de sus responsabilidad. Espero que el Gobierno hará lo que le corresponde con la misma seriedad. Los que creen que pueden utilizarme y engañarme se equivocan», advirtió.

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