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Un precedente a tener en cuenta por todos los gestores deportivos

Joseba ITURRIA

La sentencia del Tribunal Supremo pone fin al cuento chino con el que Iñaki Badiola engañó a la masa social de la Real en base a unos supuestos ingresos millonarios que iban a llegar de unas tiendas que supuestamente tenía en los aeropuertos chinos. La realidad es que únicamente llegaron a las arcas de la entidad blanquiazul 2,333.405,14 euros procedentes de Estados Unidos, de los que 133.405,14 pasaron a una cuenta de Lighthouse. Lo que importa a la Real es que nada de ese dinero deberá devolverlo por una sentencia que no admite recurso y que debe servir para enterrar el año más vergonzoso de la historia del club blanquiazul.

Pero su contenido es muy importante y deberá ser tenido en cuenta por los dirigentes deportivos y los aficionados que consideran normal asumir unos gastos -mal llamados inversiones en jugadores- que sus sociedades no pueden asumir ni en el más optimista de los supuestos de que den resultados.

La sentencia del Supremo que desvela GARA puede crear jurisprudencia y ser aplicada a cualquier gestor de cualquier club de fútbol, que se expone a un similar varapalo. El Supremo viene a imponer la lógica mercantil ante la ilógica del fútbol. Por suerte, la Real no ha necesitado conocer esta sentencia para aprender de los errores del pasado y para dar al Supremo uno de los ejemplos que sostiene en su sentencia de que «los buenos resultados deportivos no son incompatibles con un diligente rigor» en la gestión de los clubes.

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