Todo debutante sueña con reunir un gran reparto estelar en su primer largometraje, y no siempre es fácil conseguir a intérpretes de Hollywood en una producción independiente. Josh Boone se atrevió a mandar su guión directamente a la productora Judy Cairo, sin pasar por intermediarios ni agentes, con la suerte de que a ella le gustara tanto como para permitírselo dirigir, a pesar de la falta de experiencia.

Le fue concedido tal margen de confianza, porque se trata de un texto de inspiración autobiográfica, y nadie mejor que el propio autor podía saber cómo ponerlo en escena, contando con todos los medios a su alcance. Se había inspirado en la separación de sus padres, así como en su afición por la literatura, bajo la influencia de J.D. Salinger o Richard Ford.

Otro de sus ídolos literarios es Stephen King, con el que ha podido contar como actor invitado en un breve cameo. Hay una escena telefónica en la que el famoso novelista charla con la actriz Lily Collins. Tampoco ha tenido problemas Josh Boone para introducir sus canciones favoritas en la banda sonora, haciendo en realidad que la música original la compongan expresamente Mike Mogis y Nate Walcott, líderes de su grupo favorito Bright Eyes. Para no desentonar el resto de temas, también son de música indie, a cargo, Elliott Smith, The National, Bon Iver, Friends of Gemini, Bill Ricchini, Bear Driver, Like Pioneers o Wallpaper Airplanes. Uno de los actores, el joven Natt Wolf, también aporta una canción.

Quienes quieran escuchar el disco han de evitar despistarse con el baile de títulos al que se ha visto sometida la película. Aunque originalmente ha quedado como «Stuck in Love» es también conocida por «Writers», más en consonancia con el primer título con el que iba a ser distribuida, y que era «El novelista». Tratándose de las interioridades de una familia disfuncional de escritores parecían más adecuados que el definitivo «Un invierno en la playa».