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Funerales de Iñaki Srriegi

La familia blanquiazul despide a un ejemplo

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J.I.

La Iglesia San Sebastián Mártir del Antiguo fue el punto de encuentro ayer en Donostia de la familia realista y de todos los amigos y personas que han valorado la forma de ser y la implicación con su sociedad de Iñaki Sarriegi, fallecido el jueves tras una vida entregada en buena parte al club blanquiazul.

Iñaki Sarriegi Oianeder (8-2-1941) nació en Donostia, jugó en el Hernani, pero muy joven, con poco más de veinte años, comenzó a entrenar al equipo juvenil de la Real en sustitución de Luis Mari del Teso, al que la empresa para la que trabajaba le envió en plena temporada a Aragón.

«Recuerdo que cuando comencé entrenábamos debajo de la Tribuna Central de Atotxa. ¡Cómo han cambiado los tiempos y la Real desde aquel tiempo!», recordaba Iñaki Sarriegi hace unos años a GARA aquel inicio en un cargo en el que estuvo una década en la que con su gestión como ex alumno de Mundaiz logró el permiso para que los juveniles realistas pudieran entrenarse allí muchos años.

Entrenó el juvenil de la Real que se proclamó subcampeón estatal en la temporada 67-68 tras perder la final con el Real Madrid. Ese año le dieron la medalla al mejor entrenador guipuzcoano. De aquel éxito recuerda que «de estar entrenando y jugando en Mundaiz, llegar a jugar en todo un Santiago Bernabéu contra el Real Madrid fue algo increíble. Recuerdo que nos ganaron 3-1 y que junto con nuestro partido se jugó ese día la final de Copa de los mayores entre Real Madrid y Barcelona. Además nos dieron una medalla al mérito deportivo que se concedía en aquellos años porque nuestros jugadores levantaron a hombros al capitán del Real Madrid tras ganarnos. De los diez años que estuve con el juvenil tengo unos recuerdos buenísimos».

Delegado y clubes convenidos

Dejó el puesto de entrenador del juvenil y, tras dos años fuera de la Real, volvió para ser delegado y encargarse de la relación con otros clubes. Empezó con el Aldapeta y acabó con 106 clubes convenidos cuando salió de la entidad blanquiazul en 2003.

Desde 1983 compaginó esa labor con la de delegado de campo y del primer equipo de la Real tras ser delegado del filial, cargo que ocupaba cuando «en un Torneo que jugaba el Sanse estando de presidente Iñaki Alkiza y de vicepresidente Luis Uranga me ofrecieron ser delegado para seis meses. Estuve 19 años».

Fue entrenador, delegado, responsable de la relación con los clubes convenidos, captó jugadores.., pero ante todo fue una persona al servicio de la Real en unos años en los que trabajar para el club suponía poner tiempo y dinero.

De su vida blanquiazul Iñaki recordaba que «he hecho cantidad de amistades. La Real para mí ha sido todo y le he dado montones de cosas. He perdido muchas horas de mi trabajo, me ha costado mucho dinero, solo al final empecé a ganar unos duros... Pero en la Real no estaba por dinero, sino por sentir el club. Nunca le dije no a nada».

No solo se implicó por la Real, también por el conjunto del fútbol, fue directivo de la Guipuzcoana, por las selecciones vascas, cuyo respaldo le agradecía ayer ESAIT, y apoyó las reivindicaciones del conjunto de la sociedad vasca.

Un gran hombre que dejó huella por su forma de ser, tal como se vio ayer en los funerales en su honor celebrados en su barrio del Antiguo.

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