Si para Carlos Gardel veinte años no eran nada, ¿qué pueden suponer diez años más? Tal vez un espacio temporal en el que apenas entran un puñado de recuerdos. La cuestión, en sí, no es la distancia del tiempo, sino el momento que se mide. Si miramos hacia atrás, treinta años, nos topamos con la fisonomía de una Euskal Herria convulsa, salpicada de barricadas humeantes, pintadas... una explosión social que tuvo su eco oportuno en las hondas hercianas de unas radios libres que transmitieron las emociones, anhelos y banda sonora rock-punk que tiñeron aquellos primeros años 80. Hala Bedi Irratia fue parida en esta atmósfera saludable de humo, descontento y rebeldía y, por ese motivo, sufrió -al igual que el resto de emisoras libres- la persecución de quienes pretendían colocar un bozal a la realidad que palpitaba en las calles.

Juan Carlos García, uno de los integrantes más veteranos de Hala Bedi de Gasteiz, nos dicta el compás de este tango treintañero que sirve para reencontrarnos con el recuerdo: «Fueron tiempos difíciles -recuerda-. Probablemente de los más duros que sufrió Hala Bedi, porque la persecución que padecían las radios libres nos hacía pensar en un futuro incierto. El miedo o temor a la ilegalización, a que nos cerraran, a tener que buscar nuevos rincones clandestinos desde los cuales poder emitir. Todo aquello creo que nos hizo fuertes y supuso que el espíritu y las intenciones de la emisora se afianzaran. El día que decidimos acabar con aquella incertidumbre, supuso el espaldarazo definitivo para afianzar este proyecto que permanece vivo».

García también nos recuerda los primeros pasos -que incluía viajes obligados a Italia para comprar aquellos primitivos emisores de radio- y su consiguiente evolución actual en la que predomina el gobierno de las nuevas tecnologías. «No cabe duda que Internet se ha convertido en una herramienta que nos aporta múltiples ventajas. Todavía recuerdo nuestras primeras emisiones a través de la red con un primitivo lentísimo módem. Ahora, internet nos acerca mucho más otros lugares del planeta y nos ha dotado de una internacionalidad que jamás hubiéramos imaginado».

Vividos los primeros treinta años, Hala Bedi ha aprovechado esta conmemoración para dar a conocer un envidiable estado de salud que incluye su apuesta por la emisión de una programación íntegra y paralela en euskara.

Atrincherados en el epicentro de la capital gasteiztarra, tanto ayer como hoy se están desarrollando múltiples iniciativas encaminadas a mostrar a la gente todo lo que conlleva Hala Bedi y desarrollar diversas actividades culturales. «Se trata -señala García- de acercar la emisora a la calle. Además, ampliaremos nuestro programa con diversos actos que incluirán colaboraciones con el Gaztetxe, la publicación de un libro y la realización de un documental que gira en torno a lo que hemos vivido, padecido y emitido durante estos intensos treinta años».