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Inodoros en las calles para denunciar el «derroche» del TAV

Las calles de Iruñea, Bilbo y Donostia, entre otros municipios, amanecieron ayer con un nuevo elemento arquitectónico. Decenas de inodoros con los que denunciar el coste del Tren de Alta Velocidad. Un «agujero sin fondo» que, en opinión de Mugitu, no tiene ninguna rentabilidad.

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GARA | IRUÑEA

Mugitu instaló ayer más de cuarenta váteres en calles de Hego Euskal Herria con un claro objetivo: denunciar el «derroche» de dinero público asociado a las construcción del Tren de Alta Velocidad (TAV). Una gran infraestructura que, en opinión del movimiento, «es un agujero sin fondo que no tiene la más mínima rentabilidad económica y social, y que de llevarse a cabo supondrá también una hipoteca para las generaciones futuras».

En un comunicado, Mugitu, que colocó decenas de inodoros en las calles de Iruñea, Basauri, Villabona, Doneztebe, Tafalla, Donostia, Bilbo y Galdakao entre otros lugares, explicó que, esta acción tiene por objeto «reflejar que el dinero que están invirtiendo en la construcción del TAV es como si lo estuvieran tirando por la taza del váter».

«Hoy, cuando la crisis está ocasionando la precarización de las condiciones de vida de la población, los gobiernos intentan seguir con la política de grandes infraestructuras. Esto significa tirar el dieron del TAV al agujero del váter, en detrimento de las prioridades de tipo social, económico o cultural», denunció.

Tal como recordó, los ajustes presupuestarios no han detenido la locomotora del TAV, que avanza en Gipuzkoa y Nafarroa pese al evidente frenazo en la dotación presupuestaria del Estado español.

En la CAV, los recortes previstos en el proyecto presupuestario de Lakua, que finalmente fue retirado, no han hecho mella en la posición del PNV sobre el TAV. En febrero Lakua anunció que destinará 350,68 millones de euros a la construcción del TAV.

Por su parte, en Nafarroa, el Ejecutivo de Yolanda Barcina ha decidido construir una línea de alta velocidad entre Iruñea y Castejón. Una polémica infraestructura de 70 kilómetros que costará 675 millones de euros como mínimo. Y que además está siendo sufragada en exclusiva por las arcas forales, pese a que por el parón estatal no tiene garantizada una conexión ni con Zaragoza ni con la «Y vasca».

Pero los efectos económicos no son el único inconveniente vinculado al TAV, ya que a estos se deben sumar los problemas medioambientales y territoriales. En este sentido, Mugitu subraya que «el despilfarro se completa con la destrucción del territorio y la inutilidad, por lo que el TAV simboliza claramente la lógica depredadora de la clase dirigente».

«Por el destrozo del entorno natural, por el alto consumo de energía que conlleva, por el desequilibrio territorial que origina, y por su alto coste económico, el TAV es un puro fiasco para las arcas públicas», concluye el movimiento ciudadano.

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