La cumbre del G8 -integrada por los siete países más ricos y Rusia- se reúne a partir de mañana en un aislado hotel de la localidad de Enniskillen, al Oeste del Norte de Irlanda, para analizar la situación económica y el empleo, así como la lucha contra la evasión y el fraude fiscal y los asuntos del panorama internacional que más preocupan como la situación de Siria.

La UE estará representada por los presidentes de la Comisión y el Consejo Europeo. El presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, dijo ayer que la UE subrayará la importancia vital del comercio internacional para el crecimiento económico, la creación de empleo y el desarrollo. «La Unión Europea asiste a la cumbre del G8 para promocionar la justicia global mediante una mayor apertura del comercio internacional, un motor para el crecimiento, el empleo y el desarrollo», explicó.

El jefe del Ejecutivo comunitario destacó también que se abordarán fórmulas de intensificar la lucha contra la evasión fiscal mediante el intercambio automático de información y una mayor transparencia empresarial.

«Confío en que esta cumbre, bajo la presidencia del Reino Unido, nos proporcione el impulso para avanzar en esas importantes prioridades», señaló Barroso.

El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, dijo que esta cumbre «llega en un momento de importantes desafíos económicos y políticos para el G8 y para el resto del mundo». Incidió en que «la promoción del crecimiento económico y el empleo es la prioridad» de esta cumbre y agregó que «la estabilidad financiera se ha restaurado en la UE y las amenazas existenciales sobre el euro se han superado».

«Centramos nuestros esfuerzos en asegurar más crecimiento y en la lucha contra el paro, especialmente entre los jóvenes», agregó.

Primeras protestas

En vísperas de la cumbre, Belfast fue escenario de una manifestación convocada por sindicatos y organizaciones cívicas en la que unas 2.000 personas -la lluvia y el frío redujeron la asistencia- mostraron su rechazo a las políticas del G8.

La marcha transcurrió en un ambiente festivo, si bien una gran presencia de efectivos policiales y un helicóptero de vigilancia acompañaron en todo momento a los manifestantes durante el recorrido.

La presidenta del Congreso de Sindicatos Irlandeses (ICTU), Pamela Dooley, aseguró que la «obligación» del movimiento de los trabajadores y de la sociedad civil es «unirse y exigir» una nueva manera de dirigir el mundo. «Sabemos que estamos pagando las consecuencias de un sistema capitalista corrupto y carente de estándares morales. Es un sistema que antepone los beneficios al pueblo y siempre lo hará. Es un sistema solo para unos pocos, no para la mayoría», declaró Dooley.