Al menos 23 personas murieron ayer en varios atentados con bombas en la ciudad de Quetta, en Baluchistán. El primero estuvo dirigido contra un autobús que se encontraba en el aparcamiento de la Universidad Sardar Bahadur Khan, la única de la ciudad que solo acoge a mujeres, cuando alumnas y profesoras iban a volver a sus casas a primera hora de la tarde. El edificio está cerca de los barrios chiíes y atiende a muchos niños de esta minoría que representa el 20% de la población de Pakistán, de 180 millones de habitantes, la mayoría suníes.

Según informó el ministro del Interior paquistaní, Chaudhry Nisar, 14 de ellas, todas estudiantes, murieron en la explosión del vehículo, que quedó totalmente calcinado. Las heridas (20), algunas con quemaduras graves, fueron trasladadas al Complejo Médico Bolan, donde al menos cinco hombres equipados con «armamento moderno» comenzaron a disparar contra los agentes de Policía y cargos locales que se habían desplazado al lugar.

Atrincherados en el hospital

Asimismo, se atrincheraron en diversas alas del hospital y en los tejados, provocando dos explosiones, una de ellas en la zona de urgencias y la otra en el segundo piso del edificio, cerca de los quirófanos. En un principio se dijo que uno de los milicianos se había inmolado.

En un balance provisional, las autoridades informaron de la muerte de 12 personas, entre ellas al menos cuatro enfermeras, otros tantos miembros del Cuerpo de Fronteras y el comisionado adjunto de Policía de Quetta, Abdul Mansoor Kakar. Entre los heridos (17) había policías, militares y periodistas que cubrían el atentado contra el autobús universitario.

Los agentes entraron dentro del hospital y registraron habitación por habitación el complejo sanitario. El asedio finalizó a las dos o tres horas con la muerte de cuatro de los atacantes y la captura de uno quinto, informaron las autoridades.

El primer ministro, Nawaz Sharif, condenó el ataque contra las estudiantes de la universidad femenina, acto que calificó de «cobarde e inhumano». Quetta ha sido escenario este año de los ataques más mortíferos contra la comunidad chií. A principios de año, fue un doble atentado reivindicado por Lashkar-e-Jhangvi (LeJ). Este grupo armado suní con vínculos con Al Qaeda reivindicó los atentados de ayer en una comunicación con la BBC. De acuerdo con un informe del Instituto de Pakistán para Estudios de Paz (PIPS), 631 personas murieron en Baluchistán el año pasado en 474 acciones violentas.