Según usted, se animó a escribir este libro cuando le insistieron en que contar su historia podría ser no solo de interés, sino también de utilidad. ¿Con qué argumentos le convencieron? ¿En qué sentido cree que resulta útil el relato de su propia experiencia?

Bueno, tampoco tuvieron que insistirme mucho, este libro no es un encargo, lo escribí porque me apetecía y porque pienso que, hoy por hoy, acostumbrados como estamos a unos procesos de comunicación donde lo que solemos contar se refiere al aquí y el ahora, un libro es una herramienta que te permite profundizar en el cómo, en el porqué, es decir, apela a un contexto más global, menos inmediato. En este sentido, contar mi historia, que no es sino la historia de Tuenti, creo que puede ayudar al lector a asumir lo que hay detrás de un caso de éxito como el nuestro: muchas horas de trabajo, un proceso de aprendizaje continuo y también momentos de duda e incluso fracasos puntuales. Pero sobre todo me interesaba abordar todo esto desde una actitud positiva, alentando al lector sobre el valor de arriesgar para llegar a ser aquello que queremos, para controlar nuestro propio futuro.

Llama la atención que, justo cuando el libro tradicional aparece tan cuestionado como soporte, sea alguien como usted, uno de los líderes del mundo digital, quien lo reivindique para hablar de su propia experiencia.

Sí parece una contradicción ¿no? (risas). Sin embargo yo siempre he sido un defensor del libro como soporte físico y también un gran lector. Tiene que ver con lo que te comentaba antes: frente a la inmediatez de las comunicaciones que se dan en los medios digitales, donde todo tiene que ser instantáneo, un libro te permite reposo, sosiego y tomar perspectiva ante la vida, es una herramienta de reflexión, algo muy necesario.

Le comentaba esto porque una de las frases de referencia de la era digital, y que usted hace suya, es la de que «todo está por hacer», la cual no sé hasta qué punto resta valor a todo aquello que se ha hecho antes, en la era analógica, dado que para muchos reinventarse equivale a partir de cero...

Bueno, para mí el hecho de defender la idea de que «todo está por hacer» no conlleva menosprecio a aquello que se ha hecho con anterioridad, más bien expresa inconformismo, rebeldía, porque el caso opuesto es decir que «ya todo está inventado», lo cual genera una actitud de apatía y de aceptar las cosas como son. Frente a esta idea, resulta útil y estimulante pensar que todo es susceptible de ser mejorado, más en un escenario como el que procuran las nuevas tecnologías donde todo cambia demasiado rápido... Entonces, si quieres decidir sobre tu futuro, no te queda otra que ser capaz de anticiparte a esos cambios.

Su libro lleva el subtítulo de «Experiencias de un emprendedor», sin embargo hoy en día este es un concepto del que se abusa tanto que corre el riesgo de desnaturalizarse. Para usted, ¿qué significa ser emprendedor?

Emprendedor, según yo lo asumo, es todo aquel que toma el control sobre su futuro, que se responsabiliza del mismo adoptando decisiones sobre cómo progresar y mejorar en la vida de acuerdo a un proyecto personal, para lo cual hay que trabajar duro y llegar a ejercer el liderazgo cuando sea preciso. Es verdad que se trata de un concepto que, en la mente de muchos, aparece ligado al éxito empresarial, pero ni resulta exclusivo de este ámbito ni tiene por qué definir únicamente casos de éxito. Emprender es una manera de ser, responde a una actitud ante la vida y desde ese punto de vista, un político, un operario o alguien que trabaja en la docencia también pueden ser considerados emprendedores si en su ánimo está el mejorar su desempeño profesional mediante el desarrollo de nuevas estrategias que le permitan progresar en lo suyo.

¿Para ser emprendedor es necesario ser joven?

No, eso es una tontería, lo que es necesario es estar abierto a probar cosas nuevas y no tener miedo a fracasar, porque de los fracasos también se aprende. Ese espíritu no lo ligaría a una franja de edad, como tampoco creo que exista eso que llaman «brecha digital» atendiendo a las diferencias generacionales. Yo con mi abuela me comunico vía mail.

Y, esa actitud vital, ¿encaja bien con la filosofía laboral existente en el Estado español?

Para nada, la estructura laboral de aquí está completamente anticuada, como la de casi toda Europa, donde el trabajador, por lo general, lejos de mostrarse autosuficiente, tiende a ver al empresario como una proyección de lo que era el señor feudal en la Edad Media. De este modo se han ido implementando mecanismos de defensa que profundizan en esa división y la gente se preocupa más por aquello que la empresa puede hacer por él de cara a garantizarle su propia seguridad laboral, que por lo que ellos pueden hacer por la empresa. Hacen falta mayor flexibilidad, menos convenios y más compensaciones fiscales para que el trabajador pueda implicarse en la empresa mediante su participación en el accionariado. Ese sería el escenario deseable para que la cultura del emprendimiento pudiera desarrollarse sin trabas.

Teniendo en cuenta que, como ha dicho antes, en el ámbito de las nuevas tecnologías todo cambia demasiado rápido, ¿cuáles diría que son los nuevos desafíos que han de afrontar las redes sociales en un futuro inmediato?

Para empezar lo de «redes sociales» es un concepto que no me dice nada, me resulta algo pasivo. Nosotros, desde Tuenti, estamos enfocados a poner en valor la comunicación como una experiencia social, por eso nos definimos como «plataforma de comunicación social». Dicho esto, pienso que la flexibilidad en el uso de estas plataformas es algo a tener muy en cuenta, se nos exige reinventarnos constantemente y luego está el tema de la protección y la seguridad, en el que nosotros somos líderes globales y que cada vez va a tener más importancia, aunque en estos momentos no se perciba mucha sensibilización hacia el mismo por parte de los usuarios.