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CRíTICA | Ballet

Cenicienta, tan deliciosa como inofensiva

Mikel CHAMIZO


La versión de “Cenicienta” que propuso el coreógrafo Thierry Malandain fue deliciosa en casi todos los aspectos, pero pecó de inofensiva. Perrault quiso muy conscientemente que “Cenicienta” fuera un cuento moral, en el que la protagonista sufre –y mucho– para finalmente, y solo a través de la virtud, alcanzar un premio que se le niega a sus crueles hermanastras. Prokofiev y Volkov plasmaron en el ballet este lado oscuro, que siempre ha sido muy bien comprendido por las coreografías de referencia de “Cenicienta”. Pero Malandain parece quedarse en una amabilidad un tanto Disney, al convertir a las tres malvadas (representadas por bailarines travestidos) en personajes esperpénticos, demasiado ridículos como para creer que Cenicienta pueda tomárselos en serio. Sin antagonistas fuertes la evolución dramática de la Cenicienta se resintió, a pesar de que Miyuki Kanei bailó muy dignamente. Pero este es un ballet de un personaje central (Prokofiev lo escribió pensando en Galina Ulánova) en el que Cenicienta debe subir como la espuma hasta llegar al dúo con el Príncipe, un clímax que en esta versión no se nos antojó tan extraordinario ni emocionante –en parte también por cierta rigidez expresiva de Daniel Vizcayo como Príncipe–. Con todo, lo más desconcertante fue el final, en el que es la Madrastra, y no el Hada, quien parece bendecir a los enamorados, regándolos, mientras las hermanastras leen complacientemente como si fueran niñas adorables. ¿Dónde queda el castigo? ¿Para qué ha sufrido tanto Cenicienta?

Por lo demás, Malandain pone en juego todo su sentido del humor en una coreografía moderna pero de corte clásico, que oculta infinidad de guiños a la propia tradición en que se referencia. Extraordinariamente atento a las vicisitudes de la partitura, y con su particular tendencia a encadenar movimientos que agotan la energía de un gesto inicial, Malandain logra un trabajo de gran dinamismo y belleza que fue notablemente ejecutado por los miembros del Ballet Biarritz, con fragmentos muy emocionantes entre El hada de Claire Lonchampt y el Padre de Raphaël Canet. La Orquesta de Euskadi tocó su parte con entrega y precisión a las órdenes de un Caballé-Domenech de innegable genio dramático, pero en las inmensidades del Euskalduna el arreglo para orquesta de cámara de Daryl Griffith perdió algo del mordiente que sí debió tener en el pequeño Teatro de la Ópera Real de Versalles.
 
Ficha

Obra: La Cenicienta, ballet en tres actos de Sergei Prokofiev.

Intérpretes: Miyuki Kanei , Daniel Vizcayo, Claire Lonchampt, Raphaël Cane. Malandain Ballet Biarritz. Orquesta Sinfónica de Euskadi.

Lugar y fecha: Bilbo, Euskalduna Jauregia. 17/6/2013.

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