Acuciado por las instituciones europeas, el Gobierno español dio ayer el primer paso para buscar una reforma administrativa general, que incluiría a las autonomías. Lo escenificó al máximo nivel, en una comparecencia de su presidente, Mariano Rajoy, pero lo presentó con prudencia. De momento se limita a presentar un informe sobre duplicidades y a trasladar una «invitación» a las comunidades para que valoren la situación. En el Consejo de Ministros de mañana puede haber alguna medida concreta.

Al acto protocolario de ayer no acudieron representantes del Gobierno de Nafarroa, ni del de Lakua. Tampoco de la Generalitat catalana.

Rajoy preguntó en voz alta si es aceptable que haya servicios meteorológicos propios por autonomías o embajadas diferentes. Pero no fue más allá. Por el momento se limita a afirmar que «esto tenemos que consensuarlo entre todos» por el bien de la ciudadanía y con el objetivo final de que el Estado español sea moderno y competitivo.