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análisis | acuerdo entre pp y psoe para el consejo europeo

Génova y Ferraz recuperan la camiseta del pacto de Estado

PP y PSOE han fijado posición común para el Consejo Europeo de finales de mes. Ambos tratan de limitar el alcance del acuerdo al cónclave comunitario. Sin embargo, hoy se reunirán para analizarlo y la firma podría abrir la vía al pacto de Estado. Aunque Rajoy y Rubalcaba se enfunden la misma camiseta, serán los «hombres de negro» y sus intereses quienes determinen el modelo y la talla de la elástica

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Alberto PRADILLA

PP y PSOE fijaron la semana pasada la posición común que defenderá el Gobierno español en el próximo Consejo de Europa, que se celebra los días 27 y 28 de junio. Se trata del primer acuerdo explícito entre ambos desde que Mariano Rajoy accediese a la Moncloa y se debatirá en el Congreso dos días antes de la cumbre comunitaria. La proposición no de Ley, un texto que apenas recoge buenas intenciones en cuestiones de empleo y financiación, deliberadamente ambiguo y que aprovecha para colar un Tratado de Libre Comercio con EEUU, llega tras varios meses de escenificado desencuentro. Sin embargo, tanto las urgencias internas de ambas formaciones como el calendario impuesto desde Europa, con próximo informe de la Troika a la vista, han facilitado que regrese la imagen de unidad entre las bases del turnismo español.

«Esto es como lo del Real Madrid y el Barça: cada domingo disputan la liga con uñas y dientes, pero, cuando llega la hora de defender a España, Iniesta y Sergio Ramos juegan con la misma camiseta», se justificaba el domingo Rubalcaba. Una apuesta por el fondo (del estadio, no de los contenidos) que evidencia que el objetivo era la foto. Tampoco debería de sorprender, si se tiene en cuenta que desde Europa se han enfriado las expectativas de Madrid hacia la cumbre comunitaria. Pese a todo, el pacto entre PP y PSOE tiene calado político. Especialmente, a largo plazo, ya que da pistas sobre la futura evolución del régimen español. Básicamente, «sostenella y no enmendalla». Ante la mayor crisis (económica, política, institucional y social) del régimen iniciado en 1978, Rajoy y Rubalcaba juegan con la idea de blindarse con un nuevo pacto de Estado. También Europa aprieta. Cuatro días antes del debate en el Congreso, los «hombres de negro» presentan su nuevo informe, donde podrían llegar más recortes, hachazo a las pensiones inclusive.

«El 84% del Congreso»

«Se trata de un pacto entre los dos partidos llamados a sucederse en tareas de Gobierno», justificó el viernes la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, quien sacó pecho asegurando que entre PP y PSOE representan «al 84% del Congreso español». Aún siendo cierto que PP, con mayoría absoluta, y PSOE, ocupan todavía la inmensa mayoría del hemiciclo, no se puede pasar por alto la situación de debilidad que afrontan ambas formaciones. Por una parte, la desconfianza hacia el modelo bipartidista aumenta en todas las encuestas. Además, las fracturas internas son ya visibles tanto en Génova como en Ferraz. Así que la pregunta es quién de los dos, PP o PSOE, estaba más interesado en vender esta imagen de unidad. Y si, a la larga, la fotografía les beneficia.

Para el Gobierno de Rajoy, llegar a Bruselas con el aval de Rubalcaba supone vender estabilidad. La proliferación de casos de corrupción está lastrando una imagen ya de por sí deteriorada a causa de los brutales recortes. A esto se le suma el incremento de las voces díscolas. La última, la del expresidente, José María Aznar. Junto a él, el ala dura del partido acusa a Rajoy de debilidad y de no aprovechar la mayoría absoluta para imponer, todavía más, su programa. Falta apenas un año para las elecciones europeas y en Génova se da por hecho que sufrirán un severo castigo. Un temor al que se le suma la posibilidad de que críticos como Jaime Mayor Oreja o Alejo Vidal Cuadras traten de montar una lista para adelantar a Rajoy por la derecha.

Malabarismos en Ferraz

El PSOE ha tenido que recurrir a los tradicionales malabarismos dialécticos. Justifica en clave de responsabilidad un movimiento que ahonda en la misma línea que ha provocado su hundimiento. Por eso se ha optado por no escuchar las voces que, dentro del partido, advierten sobre su «pasokización», es decir, el progresivo desplome sufrido, similar al de sus homólogos griegos. «Estamos dispuestos a llegar a acuerdos en los temas que ayuden a salir de la crisis», afirmaba Juan Moscoso, uno de los negociadores con Moncloa. En Ferraz se hace énfasis en un doble mensaje que combina el pacto «por el interés general» con la oposición a cuestiones concretas. Creen que la foto de Rajoy y Rubalcaba no les resta apoyos, sino que les refuerza como alternativa, asegurando que proyectos como la «ley Wert» serán derogados «cuando lleguemos al Gobierno». Una posibilidad que, según las encuestas, está muy lejana.

Es probable que las urgencias internas de los dos grandes partidos españoles estén en el origen de no haber logrado sumar a otras formaciones. Tanto PNV como CiU se dejaron seducir e incluso presentaron propuestas. Claro, que no estaban dispuestos a llegar con el menú ya cocinado, así que dieron plantón a la reunión del jueves, que terminó suspendida. Esto no implica que no den el «sí» en el pleno usando el siempre recurrente argumento de la responsabilidad. De este modo, la izquierda queda como principal voz frente al pacto de régimen. Por una parte, IU, que declinó acudir al encuentro y que ha presentado su propia alternativa. Por la otra, Amaiur y otras formaciones del grupo mixto, como ERC, sin tan siquiera invitación.

«El pacto pretende perpetuar el estado actual de las cosas», advirtió Xabier Mikel Errekondo. En el horizonte, cuestiones clave como la reforma de las pensiones. Porque, aunque Rajoy y Rubalcaba vistan la misma camiseta, serán los «hombres de negro» y sus intereses quienes determinen el modelo y la talla de la elástica de ambos.

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