crónica | mesa redonda sobre el derecho a decidir
La metáfora de los «castellers», una nutrida piña para subir al castillo
El ciclo de Derecho de los XXXII Cursos de Verano de la EHU-UPV arrancó el pasado lunes con un seminario titulado «Del derecho a decidir a la secesión, el nacimiento de nuevos estados en Europa».
Imanol INTZIARTE
A lo largo de tres jornadas se han escuchado las opiniones de expertos con tres focos principales: Euskal Herria, Catalunya y Escocia. El colofón se puso ayer con una mesa redonda titulada «En busca del camino más efectivo para ejercer el derecho a decidir».
La periodista Maddalen Iriarte fue la maestra de ceremonias para dar paso a las intervenciones de Ángels Folch -integrante de la ejecutiva de Assemblea Nacional Catalana (ANC)- y de las locales Gema Zabaleta, Elixabete Piñol y Jone Goirizelaia. Las tres forman parte de diferentes corrientes políticas -PSE, PNV e izquierda abertzale- pero tienen en común su participación en Ahotsak, el colectivo de mujeres de diferentes sensibilidades políticas nacido en 2006 para «blindar el proceso de paz en Euskal Herria».
Abrió el fuego Folch, quien explicó que la actual situación en su país «obedece a una lucha de muchos años» que tuvo como «detonante» la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el nuevo Estatut, una decisión que «cambió la mentalidad de muchas personas que hasta ese momento abogaban por una convivencia dentro del Estado español».
Explicó que, en la dinámica de acumulación de fuerzas en torno al Dret a decidir, cometieron el «error» de intentar que los partidos políticos se presentaran juntos, «hasta que nos dimos cuenta de que lo importante es que fuera el pueblo el que se uniera en torno a ello». Y utilizó la metáfora de los castellers, que forman una piña en su base y suben hasta llegar al castillo.
Gema Zabaleta, que defendió el derecho a decidir como un concepto de base democrática, arrancó su intervención reseñando diversas «trampas» como la negación de la existencia de un conflicto político, la realidad de que no todos los proyectos se pueden llevar a la práctica y la supuesta inmutabilidad de textos legales como la Constitución, que «bien rápido se cambia para el techo del déficit».
Cabe resaltar que la exconsejera de Lakua está aprovechando su retirada de la primera línea para estudiar euskara y que la de ayer fue su primera intervención pública en esta lengua.
Zabaleta defendió la vigencia de documentos como el suscrito por Ahotsak, poniendo la llave en manos de la ciudadanía, y pidió «claridad» a los partidos. También recordó que hace unos días el premier británico, David Cameron, instó a «dejar que la sociedad se exprese».
Un concepto blindado
Elixabete Piñol, profunda conocedora de los entresijos del proyecto de Estatuto presentado por el lehendakari Ibarretxe, expuso una serie de premisas para ejecutar el derecho a decidir. La primera, proceder a su «blindaje», que no se convierta en arma arrojadiza entre siglas y que dé cabida a todos los proyectos existentes.
La segunda, la implicación de la ciudadanía más allá de las encuestas, con un «compromiso activo». En este sentido, calificó de «interesante» el nacimiento de la dinámica Gure Esku Dago.
Piñol recordó que Euskal Herria está dividida en tres realidades administrativas y que el de los ritmos es un debate recurrente. «Lo ideal sería avanzar todos a la vez, pero si no es posible hay que aprovechar todas las oportunidades», opinó.
También puso sobre la mesa que los estados no darán facilidades y rememoró las «presiones» en torno al denominado plan Ibarretxe, por lo que abogó por forjar acuerdos y buscar alianzas externas.
Cerró el turno Jone Goirizelaia, quien remarcó que «el primer problema es que no se nos reconoce ese derecho, y esa negativa genera un conflicto político. Pero también se niega el conflicto. Y si no hay conflicto no hace falta buscar una solución».