La red Solidaridad con Taksim, coordinadora de las protestas que tienen en vilo a Turquía hace tres semanas, ha denunciado en los tribunales a varias autoridades por considerarlas responsables de violencia policial.

El movimiento ciudadano interpuso denuncia ante la Fiscalía de Estambul para llevar a juicio al gobernador de la ciudad, el director de Seguridad, el alcalde y altos cargos de la empresa de construcción Kalyon, que habría utilizado a sus empleados contra los manifestantes.

La denuncia se argumenta en los datos difundidos ayer por la Asociación Turca de Médicos , que ha cifrado en 7.822 los heridos en las protestas, 59 de ellos graves y seis en estado crítico, además de cuatro muertos.

También ayer fueron trasladadas al juzgado 28 personas, detenidas durante las redadas de los últimos días y acusadas de «reuniones y manifestaciones ilegales», mientras que otras 46 fueron puestas en libertad.

Desde el inicio de las protestas, 583 personas han sido arrestadas por la policía y trasladadas al juzgado, pero solo cuatro de ellas han ingresado en prisión preventiva, mientras que el resto ha sido puesto en libertad, según la cadena de televisión CNNTürk.

Cambio en las protestas

La violencia todavía continuó hasta la madrugada del miércoles en varios barrios de Ankara y de Eskisehir, donde la Policía empleó gas lacrimógeno y cañones de agua a presión para dispersar a miles de manifestantes.

En Estambul, sin embargo, no se registraron incidentes, aunque las protestas también continuaron, si bien bajo la forma más silenciosa del «hombre de pie». Cientos de personas se congregan en la emblemática plaza de Taksim, bajo fuerte vigilancia policial, para quedarse paradas durante horas, sin hablar y mirando al frente.

Siguieron así el ejemplo del actor Erdem Gündüz, que en la noche del lunes había recurrido a esta forma de protesta, ya convertida en nuevo fenómeno en Turquía, y que se ha extendido a Ankara, Adana o Izmir, y con actos de apoyo en otros países.

«No estamos en posición de condenar estas protestas», indicó el viceprimer ministro, Bülent Arinç, que consideró esta nueva manera de manifestarse como «no violenta», siempre que no entorpezca el tráfico.

Con todo, el Gobierno turco ha abierto una licitación para comprar 100.000 cartuchos de gas lacrimógeno y medio centenar de blindados policiales, según el diario «Milliyet», que indica que en las últimas semanas casi se agotó el gas pimienta.