Las excusas se están agotando en Nafarroa
La juez que instruye el «caso CAN» ha remitido la causa al Tribunal Supremo para que valore la toma de declaración de Yolanda Barcina en calidad de imputada. A juicio de María Paz Benito, hay indicios de la comisión de un delito de cohecho impropio por parte de la presidenta navarra, pero el aforamiento del que goza por motivo de su cargo institucional le protege de ser encausada en Nafarroa. Se trata, por tanto, de un paso lógico dentro del trámite procesal, necesario para que este siga su curso.
Sin embargo, a nadie se le escapa que la remisión de la causa al Alto Tribunal español supone ralentizar su desarrollo, y el recorrido que puede tener en Madrid es imprevisible, aunque la labor instructora de Benito, aplaudida desde la acusación popular, ha sido tan exhaustiva y razonada que debería ser secundada. En todo caso, Barcina ha conseguido, gracias a su cargo, dilatar el proceso, condenando de paso a las instituciones navarras a un periodo de inestabilidad inaudito y nada positivo para un territorio lastrado por la peor crisis económica en décadas. Asimismo, no hay que descartar que este caso regrese a los tribunales navarros como consecuencia de una eventual pérdida del aforamiento de la presidenta, de modo que su paso por el Supremo acabe siendo una pérdida de tiempo. Al menos en lo que se refiere al ámbito judicial, ya que desde el punto de vista político, una imputación de la mandataria debería tener consecuencias de inmediato.
Hace tiempo que la presidenta de UPN merece ser removida no solo por su presunta implicación en una trama corrupta, que también, sino porque no es capaz de ejercer sus tareas de gobierno. Hasta ahora esa remoción no ha sido posible, en gran medida debido a la actitud del PSN, pero si resulta imputada por el Supremo, la situación se hará insostenible. Si se da el caso, lo lógico sería que ella misma dimitiera -ni siquiera Francisco Camps, con mayoría absoluta, pudo aguantar tal presión-, pero como la lógica abandonó hace tiempo a la política navarra, si esa dimisión no se produjera, los grupos de la oposición deberían estar a la altura de las circunstancias. Las excusas se están agotando.