Las protestas de Brasil ondean nuevas banderas
Después de haber logrado la rebaja de las tarifas en el transporte público en varias ciudades de Brasil tras una semana de movilizaciones las protestas se centrarán ahora en denunciar la violencia policial y el alto coste de la vida y demandar inversiones en Educación y en Sanidad.
GARA |
El Movimiento Pase Libre, que encabeza las protestas que tienen lugar en Brasil desde la semana pasada, convocaron ayer a los brasileños a una nueva manifestación mañana pero con reivindicaciones diferentes a las que inicialmente le llevaron a las calles.
El grupo nacido en las universidades y que defiende el transporte público gratuito ha convocado a través de su página en Facebook a una manifestación en la mañana del martes en un suburbio de Sao Paulo para mostrar su apoyo a los grupos que luchan por lograr inversiones públicas en la periferia de la mayor ciudad brasileña.
El movimiento fue el propulsor de las manifestaciones al convocar a los brasileños a las calles para protestar contra los aumentos en las tarifas de transporte público.
Las protestas obligaron a las autoridades de las principales ciudades del país a revocar los decretos con los que habían reajustado los pasajes de autobús, metro y tren municipal, que en el caso de Sao Paulo y de Río de Janeiro eran de veinte centavos de real (0,75 céntimos de euro).
«Si antes decían que bajar los pasajes era imposible la lucha del pueblo probó que no lo era. Ya bajamos los veinte centavos. Podemos conquistar mucho más. El transporte sólo va a ser realmente público cuando no tengamos que pagar ninguna tarifa para usarlo», asegura el grupo en su nuevo comunicado.
Por su parte, la organización Periferia Activa defiende mayores inversiones públicas en los suburbios de Sao Paulo y otro de los grupos, el MTST, lucha por una reforma urbana que le garantice vivienda a los sin techo y a personas que viven en habitaciones sin condiciones dignas.
El movimiento aseguró, según recogió Efe, que sus banderas en la nueva movilización serán, además de denunciar la corrupción, la lucha contra la violencia policía, por inversiones en Educación y Sanidad, en favor de las personas desalojadas por no pagar alquileres altos y por la reducción del coste de la vida.
Pese a que han perdido intensidad desde el jueves, cuando llegaron a movilizar a cerca de 1,2 millones de brasileños en un centenar de ciudades, las manifestaciones, apoyadas por el 75% de los brasileños según una encuesta divulgada el sábado, se mantienen en las calles de varias ciudades del país.
Ni la invitación al diálogo y a un pacto nacional para mejorar los servicios públicos hecha por la presidenta, Dilma Rousseff, el viernes ni la reducción de las tarifas de transporte público en las mayores ciudades han convencido a los brasileños para poner fin a las manifestaciones.
Las protestas comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, centradas en subida de los billetes del transporte, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en salud y en educación, y críticas contra la corrupción y los elevados gastos del Gobierno para organizar eventos como el Mundial de fútbol de 2014.