Etxeberria: «Aquí no se ha probado ni un solo caso de robo de bebés»
El prestigioso antropólogo forense Paco Etxeberria participó ayer en la comisión de las JJJGG de Gipuzkoa, donde reiteró que descarta la existencia de una trama que se dedicara a sustraer bebés. «No se ha podido probar ni un solo caso», dijo. No obstante, no negó la posibilidad de que hubiera adopciones irregulares, y por ello abogó por que se investigue cada denuncia porque «el derecho a saber la verdad pertenece tanto a las familias como a la sociedad».
Oihane LARRETXEA | DONOSTIA
Igual que hizo hace poco más de un año en la comisión de estudio sobre los bebés robados y las adopciones irregulares del Parlamento de Gasteiz, el prestigioso forense Paco Etxeberria volvió a descartar ayer, esta vez en la comisión de las Juntas Generales de Gipuzkoa, que en Euskal Herria existiera una trama con tal fin, agregando que no se ha probado ni un solo caso.
Descartada tanto la red como los robos, matizó que ello no implica que no haya que investigar las denuncias, sino todo lo contrario. Sostuvo, además, que habría que hacerlo «caso por caso». «Con los crimenes del franquismo habría que actuar de manera equivalente», dijo.
Insistió en la necesidad de llegar a la verdad -menciono asimismo la justicia y la reparación-, tratándose de un derecho que, a su juicio, pertenece tanto a las familias como a la sociedad en su conjunto. «Eso es incuestionable -remarcó-. Si una mujer dice que le han robado al niño, se ha de investigar».
La ausencia de evidencia...
Este experto niega robos, pero no la posibilidad de que haya habido «adopciones irregulares, trampas y conductas irregulares», teniendo en cuenta que «el franquismo fue un tiempo oscuro y difícil de rastrear». «Aunque exista este fondo, no significa que fueran robados todos», matizó Etxeberria antes de añadir que «razones no les faltan a las mujeres».
Poniendo la atención sobre las exhumaciones que se han llevado a cabo en Hego Euskal Herria, Etxeberria declaró que en los casos en los que se ha podido obtener ADN de los restos se ha constatado que se correspondía con el de sus padres. También aclaró que en uno de los casos en los que se denunció la inexistencia de restos ni siquiera se encontró el ataúd. Es el caso de la realizada en Itsasondo y de la que GARA informó el pasado marzo, en un artículo en el que también se daba cuenta de los restos hallados en las exhumaciones de Derio, Donostia y Arrigorriaga.
Por aquellas fechas diversos titulares hablaban de «tumbas vacías», extremo que el forense criticó duramente porque no era cierto. «La ausencia de evidencia no es la evidencia de ausencia», dijo, al tiempo que expuso una serie de condiciones por las que los huesecitos de un recién nacido, aún sin calcificar, pueden degradarse por completo. Indicó que el hueso de un perinatal es membranoso y que al ser todo cartílago es probable que no quede casi nada.
Paco Etxeberria fue crítico con medios de comunicación en general, «por dar información equivocada»; con las asociaciones, por no haber «diferenciado entre la tipología de los casos»; y con los partidos políticos, «porque entraron de lleno en el debate basándose en los artículos de prensa».
Durante su intervención, Paco Etxeberria mencionó lo extenso del período en el que se habrían producido los casos de robos de bebés que tantas familias han denunciado. Insistió en que Aranzadi no ha encontrado ningún caso documentado sobre estas prácticas en Gipuzkoa pero sí ha llegado a entrevistarse con una mujer que fue violada durante la guerra de 1936.
El antropólogo forense explicó el elevado número de denuncias en este territorio por distintos factores que habrían sensibilizado especialmente a los guipuzcoanos, como la existencia de una cárcel de mujeres en Saturraran. Allí las reclusas se veían privadas de sus hijos cuando estos cumplían tres años, si bien, según dijo Etxeberria, la mayoría de ellos pasaban al cuidado de familiares y amigos.
En su opinión, este hecho histórico ha creado un «trasfondo» en las mujeres guipuzcoanas sobre la posible existencia de robos de niños que podría haberse visto alimentado por ciertos documentales, películas, libros históricos y artículos periodísticos que también «pesan» en este asunto.
Según los datos que maneja Aranzadi, sociedad de ciencias de la que Etxeberria es presidente, entre los años 1937 y 1946 en la cárcel ubicada en Mutriku murieron 156 mujeres y 56 niños y niñas. O.L.