El fantasma de la guerra civil aporrea las puertas de Líbano
Mientras algunas fuentes anunciaban un alto el fuego, el Ejército libanés mantenía sitiado en una mezquita de Sidón a un jeque suní implicado en la guerra civil siria a cuyos milicianos acusa de un ataque contra un puesto militar. Se trata de la más grave crisis desde el inicio del conflicto en el país vecino, que amenaza con extenderse y provocar una nueva guerra civil en el históricamente convulso país de los cedros.
GARA | SUDÁN
Los combates entre el Ejército libanés y partidarios de un jeque suní en Sidón, la mayor ciudad del sur de Líbano, arrojaban un saldo provisional de 17 soldados y 5 milicianos islamistas muertos, además de decenas de civiles heridos en el fuego cruzado.
Son los enfrentamientos más graves en Líbano desde el inicio de la crisis siria, un conflicto que divide profundamente al país de los cedros entre partidarios del presidente Bashar al-Assad, la mayoría chiíes, y opositores que apoyan abiertamente la rebelión al otro lado de la frontera, en su mayoría suníes.
Líbano, asolado en estos dos años por incidentes mortíferos en su frontera con Siria, «se encuentra en un momento decisivo», advertía la prensa de Beirut, evocando el espectro de una nueva guerra civil como la que devastó el país entre los años 1975 y 1990.
Los combates estallaron el domingo tras un ataque contra un puesto del Ejército perpetrado por partidarios del jeque Ahmad al-Assir, un líder religioso suní hostil a la organización chií Hizbullah y que combate abiertamente junto a la rebelión siria. La agencia nacional de información ANI señaló que el Ejército libanés tenía rodada la mezquita donde se refugiaba el jeque, en el barrio de Abra, situado en el extrarradio este de la ciudad de Sidón.
Una fuente próxima al jeque Assir ofreció un balance provisional de cinco muertos y diez heridos en sus filas.
Amjad Assir, un hermano del jeque suní, denunció que «han decidido acabar con nosotros, pero resistimos. El jeque Assir seguirá en la mezquita Bilal ben Rabah hasta verter la última gota de sangre».
Mediación fallida
Un jeque salafista, Nadim Hijazi, aseguró que su guardaespaldas murió tiroteado el domingo cuando se dirigían a una mezquita de Sidón para lanzar un alto el fuego. Los combates se propagaron el domingo a Ain Helue, el mayor de los campos de refugiados palestinos en Líbano, situado a la entrada de Sidón. Una fuente de seguridad confirmó que dos grupos islamistas del campo, Jun el-Cham y Fatah al-Islam, se enfrentaron con el Ejército, acuartelado en el exterior.
Comunicado del Ejército
En un comunicado, el Ejército libanés aseguró haber intentado mantener al país al margen de la crisis siria «y ha ignorado los llamamientos para acabar con el grupo del jeque Ahmad al-Assir. Pero lo que ha pasado es la gota que colma el vaso. El Ejército ha sido atacado a sangre fría en un intento de hundir a Líbano en un nuevo ciclo de violencia», denunció.
El diario «al-Safir» advirtió que «estamos ante una prueba decisiva, porque el Ejército se ha convertido en la última línea de defensa del país».
Desconocido antes del inicio en 2011 del conflicto sirio, el jeque al-Assir ha ganado notoriedad con sus críticas a Hizbullah y con sus incursiones, filmadas, armado al otro lado de la frontera. Beirut mantiene una política de neutralidad pero tanto Hizbullah como grupos suníes luchan en suelo sirio.
Mientras la cúpula de Seguridad se reunió en el Palacio Presidencial, grupos islamistas armados salieron a las calles de Trípoli, en el norte, y ordenaron cerrar los comercios.
El patriarca maronita (católico de Oriente), monseñor Bechara Rai, condenó los ataques contra el Ejército, porque «equivalen a atacar a la nación, al Estado, a las instituciones y al honor de los ciudadanos».
El ministro sirio de Exteriores, Walid al Mualem, anunció que su Gobierno no acudirá a la conferencia de Ginebra 2, convocada por EEUU y Rusia, a «entregar el poder», sino a negociar «un gobierno nacional amplio». Al Mualem criticó a los países occidentales y árabes que anunciaron que enviarán material y equipamiento bélico a los rebeldes de forma urgente. «¿Matar a sirios conseguirá sus objetivos? ¿A qué parte acabarán yendo las armas? Sabemos que el Frente al-Nosra es la mayor fuerza de la oposición sobre el terreno. Eso quiere decir que acabarán armando a Al-Nosra. Están apoyando el terrorismo», dijo.
«Al final vamos a ganar la batalla, pero estamos preocupados por sus intentos de alargar la crisis. Queremos terminar con este sufrimiento hoy mejor que mañana», afirmó el ministro.
Por otro lado, la UE insistió en que la negociación en una segunda conferencia de Ginebra es la única solución posible en Siria y se comprometió a apoyar la celebración de esa cita como gran prioridad.
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