ELA anunció ayer su reorganización al pasar de cuatro a tres federaciones, ya que Industria y Construcción se unen, mientras se mantienen la de Zerbitzuak (servicios privados) y Gizalan (servicios públicos).

Adolfo Muñoz, Txiki, secretario general de ELA, y Eustakio Uranga, responsable de Organización, explicaron que esta decisión ya estuvo presente antes del decimotercer congreso y que persigue el reto de «adaptar la organización para responder con eficacia a las últimas reformas laborales y de negociación colectiva que tienen por objeto facilitar a la patronal la destrucción de empleo, bajar los salarios y empeorar las condiciones de trabajo».

Uranga precisó, además, que estas reformas «otorgan más poder al empresario y debilitan los derechos individuales y colectivos de la clase trabajadora. Rompen las reglas de juego y los equilibrios hasta ahora existentes».

Derechos sociales y laborales

Txiki Muñoz admitió que en «esta fase capitalista brutal y feroz» se ha apostado por «acabar con los derechos sociales y laborales», pero, a la vez, «se quiere terminar con el sindicalismo de contrapoder». Citó la clave con que se mueve Adegi, como ejemplo de lo que la patronal ha puesto en juego, «dice que negociarán, si no hay más remedio. Lo peor para los sindicatos en esta coyuntura es inventarse una patronal que no existe». Muñoz afirmó, sin ningún tipo de dudas, que «no tenemos patronal que plantee condiciones dignas, sí, en cambio, destruir condiciones y salarios, mientras que los gobiernos quieren que les acompañemos en una carrera sin fin».

El secretario general de ELA admitió que «se presenta un largo invierno. ELA hace frente a la nueva situación», precisó. Así, los cambios inciden en situar a la dirección del sindicato a las comarcas, para comprender y actuar de una manera más directa. Así, ELA quiere cuidar cuatro actuaciones. «Tenemos que tener discursos alternativos frente a la patronal y el poder político, que nos dice que nos integremos o nos combate. El sindicalismo de clase se convierte en enemigo incómodo», indicó Adolfo Muñoz. También admitió la necesidad de garantizar la autonomía sindical «mediante las cuotas de los afiliados, porque nosotros ni cobramos por ERE ni de las instituciones».

El tercer eje lo situó en las alianzas sindicales y sociales. El líder sindical dijo que «estamos dispuestos a construir alianzas sólidas» y, por último, insistió a nivel organizativo en «la necesidad de construir direcciones potentes que ayuden a construir un poder sindical».

En este sentido, recordó lo que ha pasado en Gran Bretaña y en Alemania «que han perdido peso» y «se han diluido», por lo que expresó que «el futuro del sindicalismo se juega en el ámbito cercano, en adaptar su organización».

Para ello, aseguró que Unai Martínez, de la nueva Federación del Metal y la Construcción, junto a Mirari Irure e Igor Eizagirre se constituyen como responsables aventajados «en el trabajo que nos espera».