El tercer hilo es la fórmula mágica por la que se ha decidido el Gobierno de UPN y que ahora explora también el del PNV para mantener intactos sus proyectos de alta velocidad: el «corredor navarro» y la «Y vasca». Ninguno de los dos se plantea la opción lógica de paralizar unas obras para las que presupuestan en total 4.875 millones (4.200 en la CAV y 675 en Nafarroa), aunque probablemente se encarezcan más.

La actual constatación, anticipada hace tiempo por los recortes presupuestarios, de que el Estado español ha parado los tramos de su competencia exclusiva tanto en Burgos como en Zaragoza se ve acompañada ahora de otra noticia que ni Iñigo Urkullu ni Yolanda Barcina preveían al parecer: la moratoria en el tramo Burdeos-Hendaia, recomendada por expertos y aceptada por el Gobierno francés. Así las cosas, las tres uniones de los tramos vascos con la línea Madrid-París (Burgos por el sudoeste, Castejón por el sureste y Hendaia por el norte) están en el aire y quizás sigan así durante muchos años. Tampoco hay certeza sobre cómo y con qué dinero interconectar el «corredor navarro» y la «Y vasca».

Así las cosas, el Gobierno navarro se ha decantado por la fórmula del tercer hilo o ancho mixto, que presenta como provisional, para que su tramo de alta velocidad se prolongue más allá de Iruñea y de Castejón. El consejero de Obras Públicas, Luis Zarraluqui, admite que no es lo ideal ni lo definitivo, pero que sí permitirá que el corredor navarro del TAV no sea algo completamente inútil. Esgrime además que ese tercer hilo resulta sustancialmente más barato que el tramo de alta velocidad (uno a dos millones cuesta cada kilómetro de ancho mixto frente a los diez del TAV).

Esta misma fórmula sucedánea se perfila también como la que escogerá Lakua para dar continuidad a la «Y vasca». Así lo anunciaron ayer diarios del grupo Vocento bajo este significativo titular: ``El tren de la `Y' vasca nacerá a media velocidad». Afirman que la opción del tercer hilo se recoge en un informe del Ministerio de Fomento. Plantea que se habilite este tercer carril entre Gasteiz y Burgos, por el que los trenes circularían a velocidad convencional.

Otro tanto se haría en la llegada a las capitales, en donde Madrid sugiere aparcar las nuevas estaciones previstas. En el caso de la de Iruñea, el Gobierno navarro ya anunció un drástico recorte del proyecto inicial.

Astigarraga-Irun, otro parche

En la parte norte del ramal guipuzcoano, en el que Lakua adelanta el dinero y luego lo descuenta del Cupo, también se apuesta por adaptar la actual vía para llevar los trenes desde Astigarraga hasta Irun. En la nota del viernes en que intentaba restar gravedad a la decisión del Gobierno francés, Lakua indicaba que esta opción permitirá al menos que los pasajeros no tengan que cambiar de tren al llegar a Hendaia.

La pregunta, obviamente, es si estos minúsculos beneficios sirven para sostener tal volumen de gasto. A la espera de las modificaciones que se puedan producir en tan incierto panorama, para la «Y vasca» se calculaba un presupuesto de 4.200 millones de euros (la orografía dispara en este caso el precio por kilómetro, elevándolo desde la media habitual de diez millones de euros hasta los 24,29). Este gasto es el derivado únicamente de la construcción del tramo y no incluye el posterior mantenimiento, que también resulta muy oneroso (unos 100.000 euros al año por kilómetro).

Los colectivos que se oponen al TAV estiman que el coste real será muy superior. En sus iniciativas divulgativas han calculado que construir la «Y vasca» y el «corredor navarro» acarrearán un gasto por habitante de en torno a 5.000 euros tanto en la CAV como en Nafarroa.