NORMALIZACIÓN DE RELACIONES
PNV y Sortu inician la búsqueda de acuerdos ante el bloqueo estatal
Normalizan su relación, superan la fase de reproches y tratan de hallar consensos mínimos por la resolución del conflicto y el derecho a decidir.
Ramón SOLA | DONOSTIA
Tras unos cuantos años en los que han predominado los desacuerdos y rencillas, marcados primero por el conflicto armado y tras 2010 por la pugna por la hegemonía electoral, la izquierda abertzale y PNV escenificaron ayer un giro en sus relaciones. Fue en una reunión pública en la sede de Sortu en Donostia. No es la primera que se sientan juntos últimamente, pero sí la que refleja que la confianza se va asentando y que la búsqueda de acuerdos será en serio. En setiembre, cuando se anuncia la próxima reunión, esta vez en Sabin Etxea, habrá ocasión de ir calibrando su recorrido y la viabilidad del intento.
En coherencia con su apuesta por los acuerdos abertzale sostenida durante décadas, Sortu da un mayor calado a este intento. Así, Hasier Arraiz lo ubicó en el contexto de la «segunda transición» impulsada por el Estado español, que constata que se va a asentar de nuevo en la negación del derecho a decidir, lo que remite ineludiblemente a las conversaciones que la izquierda abertzale en su conjunto y el PNV mantuvieron en 1977 en Txiberta, entonces sin alcanzar un acuerdo. Por parte jeltzale, Andoni Ortuzar no fue tan lejos pero admitió implícitamente que la actual situación no es sostenible y habló de conformar «una hoja de ruta» conjunta.
Aunque Ortuzar evitó cargar las tintas contra el PP, es la actitud estatal la que está alentando este deshielo entre los dos grandes partidos abertzales. Pasados casi dos años desde que Mariano Rajoy entró en La Moncloa, el PNV constata ya de modo irremisible que ha impuesto el bloqueo en torno a la resolución del conflicto y que ha acometido además una recentralización en toda regla, que probablemente se acelere a medida que avance el proceso catalán. Ambas cuestiones dejan en mal lugar a los jelkides; la primera, porque durante meses Iñigo Urkullu se ha presentado como interlocutor privilegiado de Rajoy, que en la práctica ha usado esa relación para justificar su inmovilismo; y la segunda, porque las imposiciones recentralizadoras (recortes, copago, Ley Wert...) sitúan al Gobierno de Lakua como mero apéndice de Madrid.
Así las cosas, Sortu y PNV dieron ayer el paso de presentar públicamente este diálogo y de anunciar que buscarán «acuerdos de mínimos» en palabras de Arraiz y «una hoja de ruta» en la terminología de Ortuzar.
Buenas sensaciones
La presencia de los dos presidentes, cada uno de los cuales intervino ante la prensa durante 20 minutos por separado pero con conclusiones muy similares, fue otro indicador de que el intento se aborda al máximo nivel. También llamó la atención la elección de la sede de Sortu como el lugar en que escenificar esta relación. Arraiz comenzó agradeciendo al PNV su presencia en ella tras «una larga espera» y destacando que se trata de un indicador de normalización política en un contexto en el que persiste elementos muy inquietantes (en alusión velada a los macrojuicios de octubre, uno de los cuales ataca muy directamente a Sortu por el procesamiento de varios dirigentes).
Uno de los puntos más subrayados por Arraiz y Ortuzar es el de dar por finalizada la fase de los «reproches». El presidente de Sortu explicó que en el terreno de la resolución del conflicto lo que han hecho básicamente era reclamar al PNV coherencia con su participación en la Conferencia de Aiete. Ortuzar admitió, por su parte, que avanzar hacia esa resolución tiene que ser una prioridad.
Antes de esta reunión con luz y taquígrafos ya se habían realizado otras discretas en las que «nos hemos mirado a la cara y nos hemos dicho lo que nos teníamos que decir», apuntó Ortuzar. Ayer se comenzó a hablar «de futuro», añadió. Para Arraiz, se trató de una reunión «positiva y eficaz». Y Ortuzar apostilló que salía muy a gusto.
Al presidente de Sortu se le preguntó, por cierto, si no han pensado abrir también comunicación con el PSE. Respondió que hablan con diferentes agentes, «pero con discreción porque ellos lo solicitan así».
Tras constatar un análisis común de la situación y apuntalar la confianza, en setiembre habrá otra reunión para sondear la posibilidad de tejer acuerdos.
«Constatamos que las puertas del Estado español están cerradas no solo para la izquierda abertzale, sino también para el PNV»
«Los acuerdos tienen que hacerse en Euskal Herria, ser progresivos y servir de base a compromisos multilaterales»
«La voluntad de Sortu es que la fase de los reproches quede atrás»
En una entrevista matinal en Radio Euskadi antes de la reunión de Donostia, el portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban, ya dejó constancia de que entre el PNV y el PP se está abriendo un abismo. Resultó elocuente que no solo se quejara del trato que ha recibido el Plan de Paz de Urkullu por parte del Ministerio del Interior, sino también que el parón de Madrid en el TAV hace que el dinero de la «Y vasca» se esté «echando a perder», una evidencia que hasta ahora Lakua trataba de ocultar.
Esteban se expresó con claridad sobre el fondo de este tema, aunque eludiendo la responsabilidad del Gobierno Urkullu: «No está claro qué es lo que quiere hacer [el Estado]. El denominado tercer hilo es un parche que no acaba de funcionar. Sigue sin licitar la conexión con Burgos y corremos el riesgo de que una serie de inversiones, si no se continúa con ellas, se echen a perder».
En cuanto a la resolución del conflicto, confirmó que el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, se negó a estrechar la mano a Jonan Fernández, responsable de Lakua, en un acto por las víctimas celebrado la pasada semana en Madrid. También subrayó discrepancias abiertas sobre el Memorial de las Víctimas. GARA
Soberanía: Sortu tira del carro
Otro gran bloque sobre la mesa es el de la soberanía o derecho a decidir. Ortuzar se limitó a enunciar que hace falta «impulsar la normalización política», mientras que Arraiz fue mucho más preciso. Apuntó que PP y PSOE se encuentran con el problema de que el actual modelo de Estado «no es satisfactorio» y que además «resulta económicamente insostenible», por lo que Sortu augura que buscará una «segunda transición» que vuelva a pisotear el derecho a decidir. El anticipo es la «recentralización» que ya se va produciendo. Recordó además lo que está ocurriendo en Catalunya. Y, en suma, abogó por lograr con el PNV «compromisos que nos hagan avanzar en la construcción de Euskal Herria como nación».
Resolución: De momento, preguntas
La resolución del conflicto ha sido convertida en campo de minas por el PP. Sortu insiste en que se trata de una cuestión de absoluta prioridad y sus planteamientos al respecto son muy conocidos. El PNV está en posición más difícil, porque es sabido que trasladaba sugerencias al Gobierno español y ha dado a entender que este era receptivo, pero el tiempo y los hechos se han encargado de desmentirlo. También el Plan de Paz presentado ahora por Urkullu ha sido despreciado por el PP. Ortuzar indicó que ayer hubo más preguntas que respuestas. Por ejemplo, plantearon a Sortu «qué cabe esperar de los presos en su aproximación a las posibilidades del marco legal o en materia de revisión crítica del pasado».
Economía: El PNV, más necesitado
Por contra, el PNV se muestra más preocupado por la situación económica. En el trasfondo están los apuros del Gobierno de Lakua para hallar socios en este terreno. Hasier Arraiz no incluyó este espacio entre las prioridades del diálogo, pero sí lo hizo Andoni Ortuzar, que reclama una «contribución institucional» conjunta ante la crisis. A nadie se le escapa que las políticas -y las ideologías- de uno y otro partido están muy alejadas en este terreno. Ambos líderes lo reconocieron. El jelkide se quejó, en tono suave, de «cada vez que damos un pasito para adelante en materia fiscal, ellos se retraen dos». Con todo, deseó que esto sirva para «destensar malas relaciones», sobre todo y obviamente en Gipuzkoa.