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Garbiñe Aranburu, Sonia González | Secretaria de Acción Sindical y Negociación colectiva de LAB, Secretaria de Comunicación de LAB

Los derechos no se pierden mientras se luche por ellos

Renunciar a una estrategia de construcción del marco vasco de relaciones laborales, como ha hecho ELA para huir de asumir compromisos en la estrategia soberanista, es el principal obstáculo para conformar esa mayoría determinante

El derecho a la negociación colectiva se nos niega en el sector público mediante la imposición de leyes básicas y decretos. En el sector privado, como ya es conocido, mediante la última reforma laboral pretenden que a partir del 7 de julio desaparezca la práctica totalidad de los convenios provinciales, convenios que vienen regulando nuestras condiciones laborales hasta el momento. Es decir, se pretende que la mayoría de las trabajadoras y trabajadores de Euskal Herria queden sin ningún derecho a la negociación colectiva, sin ningún derecho a defender sus intereses, en su propio ámbito.

No se trata solo de un conflicto laboral entre patronal y sindicatos. Es también un problema político y social. La negociación colectiva es determinante a la hora de definir el modelo social. Es un pilar básico para la defensa de nuestras condiciones laborales y, por lo tanto, nuestras condiciones de vida. Es un pilar básico, más aún en un pueblo como Euskal Herria, en tanto en cuanto carecemos de capacidad legislativa para regular el ámbito laboral. Es por tanto, también un pilar básico para la construcción de un marco vasco de relaciones laborales.

El escenario que busca la patronal a partir del 7 de julio es una antigua reivindicación que, por fin, con la excusa de la crisis, le ha sido otorgada en Madrid: una completa desregulación e individualización de las relaciones laborales. Debilitar a la clase trabajadora impidiendo la defensa colectiva de nuestros intereses. Y la mejor manera de conseguir ese escenario es reducir la negociación colectiva al ámbito de empresa, el ámbito en el que la correlación de fuerzas le resulta más favorable.

La posición de LAB fue desde un principio clara y consecuente: no dar por bueno, no aceptar, el escenario al que pretenden abocarnos, defender nuestros convenios, todos, para no dejar a un solo trabajador o trabajadora, sea cual sea su sector, sea cual sea el tamaño de su empresa, sin la capacidad de defenderse, de una manera colectiva, y de disputar poder al capital. Por eso LAB intentó un acuerdo interprofesional, por eso LAB intentó acuerdos marco sectoriales, por eso hicimos toda una ofensiva para blindar convenio por convenio mediante distintas clausulas de la reforma laboral. Por eso, planteamos una estrategia integral a todos los sindicatos hace pocas semanas.

A ese planteamiento de defensa de todos los ámbitos de negociación colectiva y la reivindicación de unos contenidos mínimos no se sumó ELA, aunque sí CCOO, UGT o ESK. Confluencias puntuales en negociación colectiva son comunes en Euskal Herria. Hay y ha habido unidades de acción en convenios de todas las clases, con todas las conbinaciones de siglas imaginables.

Entendemos la negociación colectiva como un pilar básico del marco vasco de relaciones laborales. Si bien ni CCOO ni UGT coinciden en esta reivindicación, dentro de esta pelea el principal reto al que nos enfrentamos en estos momentos es la defensa de todos los ámbitos de negociación y la defensa de nuestros convenios mediante una estrategia integral. En este objetivo de la construcción de un marco vasco, ELA siempre ha sido, y sigue siendo, nuestro aliado natural. No obstante, es imposible construir un marco vasco de relaciones laborales únicamente desde las empresas.

Llevamos cinco años largos de crisis y cinco años largos en los que estamos peleando por construir un nuevo modelo económico y social. Y la construcción de este modelo debe ser y será fruto de un proceso social, un proceso social que debe ser soberanista y que debe depender única y exclusivamente de la sociedad vasca, de las decisiones que aquí tomemos.

Renunciar a una estrategia de construcción del marco vasco de relaciones laborales, como ha hecho ELA en su último Congreso para huir de asumir compromisos en la estrategia soberanista, es el principal obstáculo para conformar esa mayoría determinante.

No dudamos de que hay un interés muy fuerte en configurar en estos momentos dos bloques sindicales, un interés que, a todas luces, persigue el objetivo de abrir las mayores brechas posibles dentro de la mayoría sindical vasca que, durante estos años de crisis, se ha mostrado como un instrumento determinante y con verdadera capa- cidad de dar una vuelta a la situación, de acumular fuerzas y avanzar hacia una verdadera alternativa. Porque la alternativa es real, tan real como una mayoría social bien articulada, bien organizada, esté a favor de ella, crea en ella y trabaje por ella. Y ese debería ser, por parte de los sindicatos que nos consideramos abertzales, el objetivo y ejercicio de responsabilidad principal.

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