Aumenta el interés sobre los procesos soberanistas
La independencia a debate en las universidades europeas
Las reivindicaciones de las naciones sin estado en el contexto europeo, con especial mención para Escocia y Catalunya, han despertado el interés del ámbito académico en los últimos meses, algo reflejado en la multitud de cursos de verano, mesas redondas y conferencias organizadas para tratar de arrojar luz sobre procesos muchas veces distorsionados por la mediatización política.
Beñat ZALDUA | Barcelona
Con el verano y el fin del curso académico llega la hora de las universidades y escuelas de verano, momento en que profesores y expertos universitarios aprovechan para abordar, en seminarios y conferencias, temas de actualidad complicados de encajar en planes de estudio estancos. Uno de los temas estrella en los actuales cursos estivales, sobre todo en Europa, es el de los diferentes procesos de secesión y autodeterminación en marcha, reflejo del interés que despiertan en las universidades europeas procesos soberanistas como los de Escocia y Catalunya.
De ello da fe el profesor de la UPV Mario Zubiaga, que explica que en los últimos meses ha recibido, a través del sistema de alertas de un buscador de internet, «más de 200 artículos académicos que incluyen la palabra `secession'». Prueba de ello son también las diversas jornadas organizadas a lo largo del verano por instituciones como la European Academy (EURAC) de Bolzano, el Centre International de Formation Européene, la Universidad del Sur de Dinamarca, la Ditchley Foundation o la propia UPV, que hace unas semanas organizó el curso «Del derecho a decidir a la secesión, la creación de nuevos estados en Europa», al que acudieron expertos de EEUU, Escocia y Catalunya.
Pese a que el concepto de autodeterminación ha estado muy presente en las academias europeas desde la segunda mitad del siglo XX, resulta evidente el nuevo auge que en los últimos meses ha vivido el tema, sobre todo debido a los casos escocés y catalán. Así lo certifica la responsable de los cursos de verano de la EURAC de Bolzano, Verena Wisthaler, que explica que a través de las jornadas intentan «arrojar luz desde perspectivas muy diferentes: ¿Cuáles son las bases de la legalidad internacional? ¿Qué justifica la autodeterminación? ¿Es una causa justa? ¿Cuáles son los factores que fortalecen o debilitan un movimiento autodeterminista?».
Un interés que también ha comprobado el responsable de relaciones internacionales de ERC y secretario general de la Alianza Libre Europea (ALE), Jordi Solé, que asegura que «cada vez nos llaman más para participar en seminarios y conferencias». Unas llamadas que no llegan tanto a Euskal Herria, según explica el diputado de Amaiur Jon Iñarritu, para quien, en estos momentos, «el soberanismo vasco no está en la agenda», sobre todo en comparación a Escocia y Catalunya.
Un hecho que, según Iñarritu, se debe en parte a que «todavía estamos un poco ligados al conflicto violento y a sus consecuencias» y en parte a que en el propio ámbito universitario de Euskal Herria «se han tratado muy poco temas como la gestión del día después de la independencia».
«Qué parte de la deuda del estado matriz se debe asumir, qué pasaría con el sistema de pensiones o con el suministro energético son elementos que se están estudiando mucho en Catalunya y Escocia», añade.
Las recientes jornadas coordinadas por Zubiaga en la UPV son una de las primeras iniciativas en este sentido, que Iñarritu considera «indispensable» fortalecer.
Sobre el conocimiento que se tiene en Europa de los conflictos territoriales del Estado español, Wisthaler afirma que la configuración del Estado de las autonomías ha sido seguido con atención durante las últimas décadas, por lo que el tema no les es del todo nuevo. Una afirmación que comparte Zubiaga, quien asegura que los expertos que acudieron al curso de la UPV demostraron «un conocimiento mayor del esperado sobre la situación de Euskal Herria y Catalunya».
Esto, sin embargo, en cuanto a analistas y expertos especializados en este tema, ya que según Iñarritu, en las conferencias dadas en Europa y América muchas de las preguntas con las que se encuentran tienen que ver con el conflicto armado, ámbito en el que «hay bastante dudas sobre el nivel de resolución en el que se está», debido, según el diputado, «a la contaminación del Estado español».
Unas distorsiones que Solé también ve, aunque de manera «minoritaria» en el caso catalán, que a veces es visto «como algo egoísta, en el sentido de que los ricos catalanes no queremos contribuir al resto del Estado», sin tener en consideración aspectos políticos y culturales. Pese a ello, Solé señala que en la mayoría de ocasiones encuentran «un conocimiento muy elevado de la realidad plurinacional del Estado español y de las reivindicaciones de las naciones periféricas del Estado».
La naturalidad anglosajona frente al dramatismo español
Desde Bolzano, Wisthaler asegura que «el caso catalán y el escocés no son comparables», ya que obedecen «a contextos nacionales y a procesos diferentes». Sin embargo, la comparación es casi inevitable, no tanto por las similitudes o diferencias entre Escocia y Catalunya, sino por las reacciones de los gobiernos centrales del Estado español y Gran Bretaña, radicalmente «opuestas», en palabras de la propia Wisthaler.
Solé también evita comparaciones entre su caso y el escocés, ya que estos últimos «están haciendo el proceso de manera negociada y pactada con el Estado del cual forman parte, Reino Unido», mientras que los catalanes plantean «una demanda absolutamente legitimada desde el punto de vista democrático, pero que en cambio no encuentra margen de negociación con el Estado español». Aquí radica, según el diputado republicano, uno de los principales elementos de interés para el mundo académico, ya que están «haciendo una cosa que prácticamente no se ha hecho antes de esta manera». A saber, un proceso independentista en el seno de la Unión Europea, con el aval democrático de las urnas, pero sin el apoyo del Gobierno central.
Precisamente, la postura del Gobierno español es también uno de los focos de interés en el mundo académico, que según Iñarritu, observa con atención lo que considera «una falta de dinamismo y madurez democrática en los órganos del Estado español, sobre todo a la hora de hacer frente a demandas democráticas como en su día fueron el Plan Ibarretxe u hoy en día son las demandas catalanas». De hecho, el diputado de Amaiur asegura que en diferentes foros internacionales se ha encontrado con «profesores y expertos claramente pro-unionistas, que consideran la secesión como algo completamente negativo» y que sin embargo acusan a Madrid de «falta de inteligencia». «No es el argumento que utilizamos nosotros, que es el de la falta de democracia, sino el de una falta de cálculo inteligente, que contrasta con la actitud de Cameron y su campaña del `Better together'», explica Iñarritu, en referencia a la campaña `Mejor juntos' con la que Londres trata de seducir, de momento con éxito, a los escoceses indecisos.
Lejos de situarse en una imposible objetividad, el mundo académico también presenta diferentes formas de encarar las demandas de las naciones sin estado, entre las cuales resaltan las diferencias entre la academia anglosajona y las universidades españolas e incluso francesas. Del ámbito anglosajón, Zubiaga destaca «la naturalidad con la que se trabaja, desde un punto de vista académico, el tema del derecho a decidir y la autodeterminación», en contraste con las academias más cercanas, «que tratan el tema de modo mucho más traumático, como si fuese un tema de excepción».
Pero según explica el profesor de la UPV, «en el mundo de las ciencias políticas, el mundo anglosajón lleva claramente la delantera» y en él se destacan tesis como la de Jason Sorens, uno de los máximos expertos internacionales en el tema de la secesión y presente en las jornadas organizadas por Zubiaga en Miramar.
«Su opinión es, claramente, que para encaminar las demandas de secesión, hay que ofrecer herramientas para hacerlo de una forma normativizada, a través del derecho a decidir, ya que es la manera más sencilla de evitar las expresiones más graves de un conflicto», explica.
Si bien se echa en falta un debate en profundidad sobre los pros y los contras de pertenecer a la Unión Europea, el hecho innegable es que, por primera vez desde su creación, varias naciones sin estado apuestan fuertemente por separarse de sus estados matriz en el seno de la UE. Por lo tanto, la postura que adoptarán las instancias europeas resulta de capital importancia, máxime cuando en las dos naciones más avanzadas ahora mismo en el camino independentista, la mayoría de fuerzas secesionistas se muestran claramente europeístas.
Se trata de un debate que despierta gran interés y da pie a diferentes versiones en el mundo académico. En la actualidad, al menos, todos coinciden en un punto inicial, resumido por Wisthaler: «La UE se mantiene en silencio y no fijará una posición hasta que se celebre un referéndum».
A partir de aquí, todo son hipótesis y conjeturas, tanto las de quienes defienden que un nuevo estado nacido en el seno de la UE sería automáticamente aceptado en el club europeo, como las de quienes aseguran que sería expulsado y tendría que recorrer el mismo camino que el resto, si es que quiere ser aceptado.
Un hecho asumido ya, después de meses de debate, por las fuerzas políticas soberanistas en Catalunya -que no por las unionistas-. «Simplemente ocurre que estos supuestos no están contemplados en los tratados europeos», resume, de forma sencilla, Solé.
Una indefinición europea que no impide la elaboración de diversos estudios en el ámbito académico, sino que más bien los hace más urgentes que nunca. Uno de los más completos es el que está desarrollando el profesor de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona Jaume López, presentado en las jornadas de la UPV y recogido recientemente en estas páginas. Según Zubiaga, la tesis de López se centra en el pragmatismo con el que la UE aborda las cuestiones no contempladas en los tratados. «Según el profesor de la UPF, la UE no se mostrará ni a favor ni en contra, pero si los procesos toman una vía y unos contenidos democráticos, y van acompañados de mayorías amplias, las instituciones europeas adaptarán su actitud y sus estructuras sin mayores problemas», resume Zubiaga. B. ZALDUA