Una travesía original, diferente y poco conocida es la que proponemos a los lectores desde Mendia, con varios alicientes históricos. La excursión nace en Torre de Peña para recorrer uno de los rincones meridionales de Navarra con final en un enclave aragonés. A pocos kms de Sangüesa y Gabarderal hay que dirigirse al caserío de Torre de Peña, compuesto por una ermita y una granja solariega (San Lucio) con vaquería, donde finaliza la carretera. Aquí también se inicia el Señorío de Peña, finca privada, y en parte de la montaña está restringido el paso, con cierres y alambradas, pero una ruta montañera no impide alcanzar los puntos de referencia para completar el recorrido. La montaña de Peña, cercana a simple vista, cubierta de cerrada vegetación, se sitúa al E pero, para alcanzar su cima, el recorrido mas montañero (existe otro más corto y rápido, pero menos deportivo y elegante) es relativamente largo.

Una pista al S, hacia la montaña, entre campos de labor y bosque, abre paso a la marcha. A los pocos minutos a la izda aparece una casa blanca vallada con indicación de «prohibido el paso». Sin embargo, a la dcha nace el camino-senda bien marcado, que avanzará sin dudas a través de una vegetación de boj, acebos y encinas, y que conduce al montañero hasta el collado de El Vedadillo. En realidad, el mendizale seguirá el GR 13, ruta balizada descatalogada, donde en pocos lugares se conservan las marcas rojiblancas. El sendero, en tendido ascenso, salva barrancos y sigue la línea divisoria con mugarris y cairns y en ciertas ventanas ofrece bellas vistas sobre unas sierras naturales y deshumanizadas.

Cuando el rumbo cambia dirección al E, aún en la lejanía -errónea visión óptica, porque el acercamiento es rápido- aparece el increíble, impresionante y misterioso Despoblado de Peña, inhabitado desde 1950, que es algo más que un pueblo fantasma en la montaña. Era una antigua atalaya defensiva levantada por el reino de Navarra para proteger sus tierras de los ataques aragoneses. La mayoría de los aposentos son ruinas sobrecogedoras, aunque se mantienen bien rehabilitada la iglesia románica de San Martin de Tours y otra gran mansión vivienda contigua. El deportista deberá ascender hasta la torre defensiva superior, ultimo vestigio de la fortaleza del siglo XI, y visitar en el cementerio cercano, oculto en un arbolado extramuros, la estela-lápida en recuerdo del aviador británico Walker que, en misión de reconocimiento (11 de noviembre de 1943) de las bases nazis en el Pirineo durante la II Guerra Mundial se estrelló en Peña, alcanzado por antiaéreos alemanes.

El siguiente lance es la ascensión hasta la cima del monte Peña. Entre un barranco con sus riscos, una inteligente senda trepa hasta encontrar un buzón antesala del que está en la cumbre. La razón, que al ser un terreno privado, junto a una construcción rural, un vallado cierra el paso. En este momento, a la izda, hay una «puerta» no natural que permite continuar. La vereda, abriéndose paso por el bojedal, salva la pista de guardia y continúa en largo tramo hasta la preciosa y despejada atalaya coronada por un índice geodésico y el precioso buzón que representa la iglesia de Sta. Mª de Sangüesa.

La travesía sigue hasta el enclave aragonés de SOS del Rey Católico. Los excursionistas seguirán el trazado de la antigua GR 13, que transcurre por la izda de la alta verja de propiedad privada que es difícil, pero no imposible, de saltar, dado que no hay paso alguno de servidumbre. La siguiente referencia es la estación de eólicos, nueva agresión a esta agreste sierra, con sus aspas gigantes y ruido ensordecedor. Hay que seguir la pista del cordal para, una vez superada, en un collado, volver por senda sabia, señalada y balizada PR-blanquiamarillas a la izda , 5 kms. más superando bravíos barrancos, hasta entrar en las calles del precioso pueblo de SOS, que bien merece la visita tras esta original y sorprendente ruta montañera.