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Murray derrotó a Djokovic por 6-4, 7-5 y 6-4

Un escocés gana Wimbledon 117 años después

El nuevo campeón sobre hierba jugó mejor ante un Novak que falló en exceso.

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GARA | LONDRES

Tres horas y nueve minutos. Novak Djokovic estrellaba su golpe de derecha en la red. El All England Club estallaba de alegría por la victoria del primer tenista de las Islas en alzarse con Wimbledon desde 1936 y el primer escocés en hacer lo propio desde nada menos que 1896. Su nombre, Andy Murray. El número dos del mundo derrotaba al número uno sobre la hierba londinense del mítico torneo, en la mismísima catedral del tenis. Ayer el de Dumblane le puso más ganas, peleó cada bola y cometió menos errores que el serbio. Una final que se presumía más enconada y que se dio por zajada en tres sets, con un Nole en exceso errático y un Andy al que le salió todo, como debe ser en una gran final para ganarla.

Por segundo año consecutivo el escocés se plantaba en la final del torneo, una pista en la que hacía diez meses se había colgado la medalla de oro olímpica. También se había quitado el karma tras perder cuatro finales, al obtener su primer título de Grand Slam en el US Open del año pasado y superar en la final al propio Novak Djokovic. «Ganar Wimbledon sería llegar a lo más alto», dijo Murray en la previa, sintiéndose objeto de todas las miradas en las Islas, que décadas después de llevarse el título un tenista `de la casa', soñaba con ver a Murray en lo más alto. Y lo vio.

Llegó el día de solventar esa nueva rivalidad, ese nuevo clásico, el de dos tenistas que se conocen desde niños en los circuitos. Y Andy Murray aplastó a Novak Djokovic por 6-4, 7-5 y 6-4 y logró la gran hazaña, que fue abrazada por todo un estadio que vibró con cada punto del escocés. Desde el comienzo del duelo se vio a un Murray mucho más fogoso en la pista, con ganas de responder a los aficionados que abarrotaron la catedral del tenis.

En uno de los santuarios del tenis mundial, donde los jugadores están obligados a vestir de riguroso blanco y el juego se desarrolla habitualmente entre un pesado silencio, los espectadores no podían contener los gritos con cada bola a la línea y cada carrera de Murray.

Lo mejor para el final

El escocés se llevó el primer set, también el segundo, y ambos dejaron lo mejor para el tercero, un intercambio magnífico de golpes. Murray se puso 2-0 arriba, y Djokovic respondió con cuatro juegos seguidos, pero Murray empató a 4. Las predicciones eran complicadas, Murray volvía a tomar la iniciativa con sus golpes y estaba arriba anímicamente. El luego vencedor seguía estando muy fresco de piernas y después de tres horas de batalla volvía a romper el saque de Djokovic para situarse a un juego de la victoria ante el nerviosismo del numeroso público londinense.

Murray se fue directo a por el título con su saque y se puso 40-0 arriba, pero el número 1 del mundo no se daba por vencido. Logró cuatro puntos consecutivos para a ponerse con una bola de break y a los espectadores al borde del infarto. Ambos tenistas dejaron lo mejor para el final, con Nole aferrándose al partido, sacando a relucir su ímpetu y su orgullo, flaqueando por el inacabable partido previo ante el argentino Del Potro, y tras un increíble intercambio de golpes, el escocés zanjó la durísima batalla y cerró el encuentro en la cuarta bola de partido que dispuso ante la alegría de todo el público local, incluidos el primer ministro inglés, David Cameron, el líder de la oposición, Ed Miliband, y el ministro principal escocés, Alex Salmond.

El chico que casi fichó por el Glasgow Rangers, que dejó atrás la nublada Escocia a los 14 años para madurar su tenis en Barcelona, el amigo de Rafa Nadal, hizo historia ante los 15.000 espectadores que le vieron en directo y los miles más que abarrotaban horas antes la famosa colina Henman Hill desde la que lo seguían en pantalla gigante. «¡Te quiero Andy!», fue ayer uno de los unánimes gritos, mientras el nuevo campeón y héroe derramaba lágrimas.

un premio en metálico igual que el de bartoli

El escocés Andy Murray se ha embolsado 1,8 millones de euros -20 guineas se llevó el primer ganador en 1877- por su triunfo en la pista londinense, la misma cantidad que la francesa Marion Bartoli por ganar la final femenina.

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