Final del Cuatro y Medio de San Fermín
Irujo se sacude su aprensión
El de Ibero, valiente, superó al de Goizueta en una final muy exigente, marcada por el fuerte calor.
Olaizola II 19
MARTINEZ DE IRUJO 22
Jon ORMAZABAL
Por mucho que todo el ambiente que rodea al partido haga que el acotado de San Fermín sea una txapela muy apreciada por los pelotaris navarros, difícilmente podrá el triunfo de ayer servir a Martínez de Irujo para sacarse la espina de las dos últimas finales del Manomanista, resueltas ambas por el mismo marcador. Sin embargo, en otro partido en el que la Bombonera se pareció mucho más a un horno, el de Ibero logró algo que puede ser incluso más importante, demostrar y demostrarse a sí mismo que la diferencia entre el de Goizueta y él es mucho menor que lo que puede marcar ese 22-7 del Bizkaia y de que es capaz de ganarle al de Goizueta siempre que no renuncie a su propia esencia.
Porque puede ser cierto que el sofocante calor y la falta de adaptación a la distancia provocaran que Aimar Olaizola cometiera muchos más errores de los que acostumbra, pero la principal diferencia respecto al partido de hace 15 días en Miribilla estuvo sobre todo en la actitud del de Ibero que, por mucho que cometiera algún que otro fallo, continuó arriesgando, atacando y tratando de meter ritmo al partido, la única manera que, hoy por hoy, parece hacer daño al de Goizueta. En Bilbo, se amedentró tras la primera dejada fallada, pero ayer siguió intentándolo a pesar de no estar siempre acertado y lo agradeció.
Máxima igualdad
Así, con ambición y con mayor determinación, el pelotari de Aspe no solo fue capaz de aguantar a Olaizola II en su distancia fetiche, sino que además lo superó en un final de partido al que pareció llegar mucho más entero, por mucho que todo pareciera írsele al garete en esa dejada, con todo a su favor, al colchón de abajo con 18-20 a su favor en el marcador.
Fue uno de los muchos errores que los dos protagonistas cometieron durante un partido que quizá no fue excelso en cuanto a su calidad y el acierto, pero que resultó, sobre todo, muy emocionante.
Lo de ayer fue mucho más ajustado a la realidad de estos dos pelotaris que las dos últimas finales manomanistas, resultó muy equilibrado, y ninguno de los dos números uno de la actualidad tuvo una renta de más de tres tantos a su favor.
Y eso que, además del calor, el ritmo impuesto por ambos desde el primer minuto resultó endiablado. Basta decir que en el tanto que supuso el empate a dos, terminado con un dos paredes de Martínez de Irujo, se cruzaron 19 pelotazos en 41 segundos, es decir, dando un pelotazo cada dos segundos aproximadamente. Asfixiado, Aimar Olaizola tuvo que salir del frontón en un descanso para tratar de darle la vuelta al cuerpo, pero ni por esas dejó de exprimir a su rival.
La mano vuelve esta noche al Labrit, con el primer partido del grupo B, en el que se medirán dos de los tres debutantes de esta feria iruindarra; Mikel Urrutikoetxea y Jon Jaunarena. El de Zaratamo tendrá a Albisu como zaguero y Aitor Zubieta será el escudero del de Leitza.
Emocionado, Patxi Ruiz tuvo dificultad para contener las lágrimas cuando su compañera le bailó el aurresku en el momento más emotivo del sentido y merecido homenaje que todo el mundo de la pelota le brindó minutos antes de que comenzase la final del acotado de San Fermín.