Pello GUERRA

El asfixiante calor que reinaba ayer al mediodía en la avenida de Roncesvalles de Iruñea no supuso un impedimento para que numerosas personas se congregaran en torno a la estela de Germán Rodríguez para recordar, una vez más, que hace 35 años se cometió una agresión que todavía sigue impune.

Con su humor característico, Xabier Diaz Esarte arrancó más de una carcajada como maestro de ceremonias de un acto cargado de simbolismo que estuvo presidido por dos pancartas en las que se podía leer «Sanfermines 78 gogoan» y «Frankismoaren zigorgabetasunari tolerantziarik ez!».

Diaz Esarte señaló que, «salvando las distancias, se podría decir que este encuentro que repetimos desde hace 35 años es nuestro «momentico», el de la gente que no ha permitido que el trascurso de los años haga olvidar aquel brutal ataque a este pueblo y a sus fiestas». A continuación, destacó la importancia de mantener vivo el recuerdo de lo sucedido en los Sanfermines de 1978 «para hacer de la memoria del pasado una reafirmación de nuestra rebeldía actual, porque recordar el pasado es un trampolín para la resistencia del presente y del futuro».

Los sucesivos momentos que integraron el acto arrancaron con la música de la txaranga Jarauta 69, a la que siguió un aurresku. Unos momentos que básicamente querían rendir homenaje al pueblo de Iruñea y de Euskal Herria y que fueron acompañados, en varias ocasiones, por un coro de voces proclamando «Herria ez du barkatuko».

A la música le tomó el relevo la palabra a través de los bertsos de la txantreana Haizea Beruete y del poema de un emocionado Erramuntxo, cuyas sentidas frases sirvieron de intenso marco a la ofrenda floral ante la estela dedicada a Germán.

La cultura siguió acompañando a la reivindicación con una coreografía especial que contó con el soporte musical de Fermin Valencia y Jarauta 69. Los acordes de la cancion «8 de julio Germán» acompañaron los movimientos de una joven que fue desplegando sobre el suelo un amarillento ejemplar de «Egin» del 9 de julio de 1978 con el titular de portada «Sanfermines rotos». Alrededor de esas páginas se pusieron a bailar seis parejas que, a continuación, depositaron ante la estela los claveles rojos que portaban.

De nuevo la palabra tomó el relevo para recordar el trabajo del Autobús de la Memoria, del que Diaz Esarte destacó la labor científica y rigurosa que lleva a cabo y que ha permitido «sacar del olvido y de la proscripción» lo que sufrió Nafarroa a raíz de la sublevación de 1936 y de los años de la dictadura, y que dejaron a su paso miles de víctimas.

Dos integrantes del citado colectivo destacaron el respaldo recibido de diferentes colectivos, como las Peñas de Iruñea, y recordaron que están apoyando la denominada querella argentina. Esta consiste en un proceso judicial abierto por un tribunal de aquel país sobre denuncias por genocidio y delitos de lesa humanidad cometidos por el régimen franquista. Desde el Autobús de la Memoria animaron a firmar adhesiones a la querella y a presentar mociones en los ayuntamientos, como las que ya han sido aprobadas en los consistorios de Iruñea y Altsasu.

Como colofón, otra vez la música llenó el silencio a través de una jota interpretada por Esther Zabalegi y de una nueva intervención de Fermin Valencia, quien, acompañado por su inseparable guitarra y con el apoyo de los presentes, cantó «8 de julio Germán», «Eusko gudariak» y «La Internacional».

Para terminar, Xabier Diaz Esarte recordó que desde ese momento comenzaba la escalera que el 8 de cada mes lleva hasta el 8 de julio del próximo año, en el que de nuevo se recordará a Germán para pedir justicia.