Desde una piscina de Málaga, donde descansa tras unos días de mucho ajetreo, Lizaso atendió la llamada de GARA.

¿Cómo vivió la despedida del domingo en el Euskal?

La verdad es que el partido lo disfruté muchísimo, me acuerdo de todos los detalles, me centré mucho en el partido y la verdad es que, para no haber jugado hace mucho tiempo, disfruté como hacía tiempo no lo hacía en una cancha.

Fue una pasada, la verdad es que jugué a un nivel muy bueno y estaba preocupado porque no quería hacer el ridículo. Además habían sido las fiestas del pueblo y había andado trabajando a tope en el bar, sin poder entrenar, y la verdad es que me centré tanto que se me fueron todos los miedos.

Después ya llegaron las emociones, salió todo lo que llevo dentro de estos 21 años y ahí sí que exploté e hice lo que sentía.

Dio un gran nivel ante una pareja de cuidado, ¿no le hará esto cambiar de opinión?

No, no, no. Lo tengo super decidido, super meditado y, sobre todo, hablado con la empresa y con la familia. Está decidido y no hay marcha atrás. No puedo dedicarme a ello y, si no te dedicas a ello, no puedes mantener el nivel. Llevo cinco o seis meses que hacía unos partidos buenos y otros muy malos y la gente, la empresa, no se merece eso y ni yo tampoco.

¿Ha sido entonces algo natural?

La verdad es que me vino de una forma curiosa. Suelo hacer bastantes ejercicios de meditación y me vino de dentro, lo vi muy claro, algo me vino de adentro que me dijo basta. Nada más terminar fui a la cocina y le dije a la mujer «dejo el remonte». Algo me dijo de dentro que era el momento.

El ambiente también fue muy bonito en el Euskal...

Cuando un frontón lleva tanto tiempo cerrado sabes que es muy difícil que la gente vuelva, era un día de San Fermín... y hubo un ambiente muy bonito, muy acogedor, con mucho sentimiento. Había gente que hacía mucho tiempo no veía en el frontón, gente de Pamplona, de la Ulzama y mucha gente de nuestra zona, que respondió muy bien y a la que estoy muy agradecido, gente de Galarreta que vino exclusivamente para verme. Fue algo sencillo, no era el homenaje, sino el adiós al Euskal, pero fue muy bonito

Ahora le queda la despedida en Galarreta, el 10 de agosto.

El partido que he pedido es Ezkurra y yo contra Zeberio y Etxeberria. Zeberio está lesionado y no sé si llegará para ese día. De todos modos, juegue el que juegue, será un amigo. Va a ser un partido muy importante, ya me ha dicho la empresa que se va a esmerar mucho para darme este homenaje.

¿Cómo ve el presente y el futuro del remonte?

El futuro es muy duro, pero en Oriamendi ha entrado gente con mucha ilusión y que no es meramente económica. Hay mucho sentimiento, y desde ahí tiene mucho ganado. En los tiempos que corremos hay que hacer sacrificios muy fuertes, la competencia de ocio cada vez es mayor pero es una cultura nuestra y lo tenemos que sacar entre todos. Es un deporte que no lo podemos perder.

Además hay jóvenes con gran futuro. Juanenea está maravillando en el poco tiempo que lleva.

El domingo le vi un rato, que jugó como puntillero, y vi que tiene algo especial, desparpajo, descaro... a parte de una potencia descomunal. Pero además de él, hay un montón de escuelas y es la época en la que más chavales están practicando remonte. La base está ahí, el trabajo se está haciendo muy bien. Ahora falta que todo esto vaya arreglándose con ayuda de todos.