Los ministros de Economía de la eurozona acordaron ayer «in extremis» desbloquear un tramo de 6.800 millones del préstamo a Grecia que se pagará en varias porciones para «garantizar» que Atenas recupera el «retraso» acumulado en su plan de ajuste.

Grecia recibirá en julio un total de 4.000 millones de euros. De ellos, 2.500 millones los aportará el fondo de rescate de la UE y 1.500 millones los bancos centrales del eurosistema de sus beneficios de la compra de bonos helenos. En agosto, el Fondo Monetario Internacional pagará otros 1.800 millones. La última porción de 1.000 millones (500 de la eurozona y 500 de los bancos centrales) se desembolsará en octubre si Atenas ha cumplido las exigencias.

La decisión llegó tras el principio de acuerdo alcanzado por la mañana por los inspectores de la troika -Comisión, Banco Central Europeo y FMI- y el Gobierno de Atenas sobre la nueva ronda de ajustes.

La troika había concluido que Grecia sigue realizando «importantes progresos» en el cumplimiento de las condiciones impuestas por la UE a cambio del rescate, pero admitía que «la aplicación está retrasada en algunas áreas». La troika espera «un retorno gradual al crecimiento en 2014» en Grecia, aunque admite que estas previsiones son «inciertas».

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, indicó que Grecia «tiene que hacer más», como una mejora de la competitividad de los costes, un «impresionante progreso» en la situación presupuestaria y un sector bancario más resistente.

El otro gran asunto que abordó el Eurogrupo fue la situación política de Portugal tras el pacto entre los dos partidos conservadores que forman el Gobierno para asegurar su continuidad, pendiente de la aprobación del presidente, Aníbal Cavaco Silva.

Los ministros saludaron el consenso, pero pidieron a las autoridades que continúen «con el buen historial y el fuerte compromiso» demostrado hasta ahora en el programa de ajuste, y afirmaron que un amplio consenso político y social es un importante activo para el éxito del programa.

Los ministros analizaron asimismo la tercera revisión del programa de asistencia financiera a la banca española, en el que el Estado español ha cumplido hasta ahora «las condiciones y el calendario» fijado, según sus socios de la eurozona, que le instaron a «mantener el ritmo reformista».

En cuanto a qué escenarios se barajan para el periodo posterior al programa, que expirará en enero próximo, los Diecisiete dejaron la discusión para el otoño tras la cuarta revisión.