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La lluvia remoja el BBK

La primera entradilla escrita sobre la segunda jornada del BBK Live ha sido borrada por el agua. Ya no vale el sol, el sosiego ni siquiera hablar de la bruma y el descenso de diez grados. A las 18.00 el cielo del BBK tornó plomo. Y cerca de las 20.00 comenzaron los primeros truenos, poco despúes llegó el estupor con litros de agua sin bendecir.

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Pablo CABEZA

El cielo brumoso ante una mañana espléndida por encima de los 30 grados ha bajado la temperatura casi 10 grados con la llegada de una fuerte bruma a modo de crema protectora del 100. Las primeras notas de la tarde las trasladaron al espacio de Kobetamendi Spector. A esta hora suele ir casi siempre la banda «primo», salvo excepción. Y si ayer Toy fue lo más flojo del festival, hoy lo ha sido Spector. El quinteto londinense viste bien, pero su pop electro tecno suena inofensivo. El tiempo de Spector pasó como un pescado sin sal por el escenario Bilbao.

Del Bilbao al Heineken, donde aguarda Benjamin Biolay y Carl Barât. Dúo curioso (con banda), por lo que su set guarda secretos que solo el paso del tiempo irá desvelando. Benjamin Biolay es un músico francés con diferentes caras y facetas musicales. Su estilo encaja en la tradición de la canción francesa, la chanson. «Vengeance» es su álbum de 2012, un disco delicado, pero en el BBK Live está en escena con Carl Barât (que colabora en la canción «Vengeance» del disco de igual nombre), guitarra solista de los perdidos The Libertines y actualmente gestor de Dirty Pretty Things, una banda que toma el viejo rock and roll lo actualiza y lo pasa por el garaje y el indie rock. Carl también atiende su carrera en solitario. Hábil guitarrista domina la acústica y la eléctrica y como a Biolay le gusta el arte. El concierto se ha basado en «Vengeance», profunda la voz de Biolay, y algo extraña la sonoridad del set para el BBK Live; no obstante, ha sido un concierto delicado, sutil, con un Barât inconmesurable con sus detalles guitarreros. El apuesto Biolay no ha permitido que las televisiones le graben.

Con The Vaccines se escucha el primer trueno de la tarde. El cielo está que se cae. La sensación de posible caos asusta. The Vaccines se forma en el oeste de Londres en 2010. Tan solo un año después ya tienen en la calle «What did you expect from the Vaccines?», que consigue un fuerte éxito en Gran Bretaña, alcanzado el puesto cuarto en la lista de ventas. La actualidad se llama «Come of age», álbum que aportó al escenario Bilbao un puñado de brillantes composiciones, en especial cuando melodías, juegos vocales y detalles de guitarra sonaban más sugerentes o más salvajes. «No hope», «Teenage icon», «Weirdo» o «I always kne w» son ese tipo de canción que puede llegar a sorprender. Con todo, The Vaccines es un grupo inflado por la prensa alternativa y desinfaldo, en parte por una tormenta que, por fin, se desata a media hora escasa de iniciar el bolo y que obliga a la banda a despedirse.

Casi una hora de truenos y agua

Mientras tanto, en el escenario Live ha salido Mark Lanegan Band. Esta historia nos convence bastante más, aunque a solo unos minutos de sus primeros amargos temas, la tormenta se desarrolla al máximo: rayos, trueños, agua y los aficionados aceptando la ducha entre el estupor y la resignación. Qué hacer, dónde refugiarse, dónde secarse, cómo voy al cámping... Lanegan continúa, la gente debajo de los árboles, los que quedan, que el Ayuntamiento se ha cargado unos cuantos este año. A las 20.20 The Vaccines paran su concierto, tres metros de escenarios están empapados. La sensación es de derrota. La carpa de prensa parece un refugio de caminantes del Camino de Santiago. 20.30, Mark Lanegan deja de tocar a la séptima canción. Ya no es posible continuar.

Rotos los esquemas la gente deambula entre el dónde voy y qué hago. Una buena tanda opta por refugiarse en la carpa Vodafone, donde pueden ver a Fuel Fandango. Los escenarios Bilbo, Heineken y Live han quedado de momento fuera de servicio. La gente usa las silla de paraguas. Se meten debajo de las mesas, arracan plástivos a modo de impermeables, pero quien más quien menos está empapado.

Kobetamendi con las lluvias de primavera y verano luce una buena hierba, pero la tromba de 45 minutos ha perjudicado gran parte del suelo, en especial las zonas más castigadas por los años de festivales y no recuperadas por el Ayuntamiento. El barrillo es notable en algunos puntos.

Con más de mediahora, 21.35, de retraso salen a escena los tecno-electro-progresivos y rave Klaxon. Música intensa para bailar que apacigua las malas sensaciones. Hya ganas de bullicio. Gary Clark Jr, también con retraso, y uno de los nombres de la tarde/noche, prepara escenario Live.

Poco a poco los aficionados van saliendo de la nube. Comienza el meneo y el BBK Live recupera aliento, no sin la amenza de más lluvia. Las gotas continúan y tumbarse o sentarse en la hierba ha dejado de ser una opción. Con todo, buen ambiente.

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