CRíTICA: «The East»
La mala imagen del anarquismo violento y sectario
No tengo muy claro si es mejor que los pijos hagan vida de parásitos con sus padres burgueses, o se dediquen a las bellas artes con el consiguiente peligro para el resto de la sufrida humanidad. La musa del cine indie Brit Marling y el realizador Zal Batmanglij escriben juntos «The East», un thriller conspirativo que provoca la risa involuntaria. Y es que se atreven a meterse en política, a pesar de que no tienen ni idea, ni de lo que es el anarquismo, ni tampoco de la historia del activismo armado, reciente o pasado. Lo mezclan todo y acaban inventándose una célula ecoterrorista, que parece una excisión radical de Greenpeace.
Marling y Batmanglij ya habían colaborado antes en la escritura de «Sound of My Voice», una película sobre las sectas hecha a su manera, la cual consiste en pasarse unas vacaciones en la comunidad de turno para estudiarla. Ahora hacen lo propio en «The East» con un grupo del movimiento freegano, al que revisten por influencia de lo anteriormente experimentado de fanatismo sectario. Y así vemos a Brit Marling en la ficción practicando algunos de los deportes retro de riesgo que conoció en la realidad veraniega, como viajar sin billete a la usanza de Woody Guthrie en vagones de tren para el ganado.
Luego, una vez en la comuna de los alternativos, recupera viejas tradiciones del folklore hippy como bañarse desnudos enjabonándose los unos a los otros, comer con camisas de fuerza para aprender a compartir los alimentos o el juego clásico de la botella que gira para conceder un deseo al afortunado, y que en su versión light acorde con el Hollywood actual se queda en abrazos y besos.
Las dudas de la agente infiltrada en el grupo antisistema que atenta contra las grandes corporaciones que causan catástrofes medioambientales no son ideológicas, sino puramente sentimentales, pues se enamora del líder de los clandestinos. Con lo que si llega a cometer algún acto de sabotaje, tal como deja entrever el ambiguo final, será por amor y no por ánimo de venganza, que es lo único que mueve en la película a estos hijos descarriados de la clase dirigente.