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Raimundo Fitero

Disolución

No pasa nada. La banda organizada se siente acorralada pero ha colocado a sus mejores tiradores de élite rodeando a su líder y espera que esa defensa numantina sea suficiente para resguardar al que les ha colocado en primera línea mediática de la realidad liberada. Es una pelea rutinaria entre los hechos y su relato. De la sombra quebrada de una parte de la verdad comprimida contra la neblina creada a base de manipulaciones y mentiras. Solamente tiene un problema: se le están acabando los puros al Jefe, y puede que en esa necesidad perentoria se encuentre una debilidad por la que entre la luz y se descubra la cueva donde guardan el botín.

Por mucho que esos drones de la comunicación, Floriano y González Pons, estén dispuestos a la inmolación, sus armas se están agotando. Destruir con bombas fétidas de imbecilidad y bravuconadas de bar de carretera provincial es eficaz para acabar con la reputación de un guardia jurado de puticlub, pero para defender esa fortaleza de un cartel inmobiliario y político contra las hordas de la realidad presentada en misiles periodísticos desde un aparente fuego amigo, es necesario algo más que dos macarras deslenguados y unas señoras que hablan en diferido o con un subidón de laca para sostener la peineta de su impotencia dialéctica. Hacen falta argumentos, coraje, sensatez política. Y eso no lo vendía la trama Gürtel.

Les queda la entrega de las cuentas, la disolución o el escarnio. Un gobierno zombi es la pieza más fácil de derribar para los mercados y los triunviratos. La marca España se revaloriza en el mercadillo de baratijas de los jueves en los centros de poder universales. Acabados los encierros, solamente les queda la sangría, el sol y las procesiones inmorales. Luis Bárcenas puede acabar en una hornacina o en un horno. Visto con la perspectiva que dan los infames telediarios, es el más genuino de ellos. Les ha financiado campañas electorales, les ha dado sobresueldos y forma parte de la cúpula ideológica de la banda. Se siente, legítimamente, traicionado. Y parece que no hay vuelta atrás en esta guerra interna de la banda. Atentos a la pantalla, esto es un serial para todo el verano.

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