El «caso Bárcenas» ha retratado al PP y a ojos de muchas, por lo menos todas las que tomamos el cafecito mañanero, lo ha transformado en la mafia pepera. Una no dice que financiar a los partidos sea algo más honorable o aceptable, pero el hecho de que el dinero de las empresas apoyadas desde el BOE fuera a parar -y de manera tan regular y organizada- a los bolsillos de sus dirigentes le da un cariz más sucio, más grave, más mafioso al asunto.

Servidora, visto que el multimillonario extesorero del PP Bárcenas se ha decidido a cantar, repasó la prensa española con un interés especial. ¿Guardarían el PP y sus terminales mediáticas los «códigos de honor» que se suponen existen en toda organización mafiosa? O esto se convertirá en un sálvese quien pueda pero yo primero... Visto lo visto, una llega a la conclusión de que a la mafia pepera le faltan el código y el honor, además de la decencia y el sentido de la vergüenza.

El mismo día que la presidenta del PP en la CAV declaraba en «Deia» a toda página que sabe que «Rajoy es una persona honesta», los seguidores de Rajoy del «Abc», Isabel San Sebastián, Ignacio Camacho, Félix Madero y José María Carrascal, -todos al unísono- le pedían que dé explicaciones y cuanto antes, mejor. Cada uno con su prosa y todos dando por hecho que es una «persona honrada» pero que hable ya si no quiere que el castillo de naipes se derrumbe. Y tampoco es que le den mucha estopa al «delincuente» Bárcenas. Una se pregunta, con la mosca detrás de la oreja, si acaso no será alguno de estos plumillas uno de los muchos que Bárcenas asegura tenía en nómina. En fin.

«El Mundo», que por número de ventas no puede estar muy disgustado con este caso, hace tiempo que ha hecho de zumbar a Rajoy su deporte preferido. Ni códigos de honor ni nada que se le parezca, a degüello. En su editorial lo más delicado que le llaman es «torpe, sin liderazgo ni criterio, que oculta la verdad desde un pragmatismo falto de ética».

Por último, un viejo conocido en «La Razón» se apunta a la fiesta. Martín Prieto, tan dado a las escapadas nocturnas y la hipérbole, dice que todo esto es «peor que el tejerazo». Ya ven. ¡Mamma Mia! Mafia pepera, quién te ha visto y quién te ve.