Sanfermines con fuerza y con motivos de alarma
El encierro popular de la villavesa, con sus entrañables personajes de San Fermín e Indurain, puso fin ayer a unas fiestas que además de una explosión frenética de energía han conectado con el sentir mayoritario que demanda un cambio más posible que nunca y tan necesario como siempre. Comenzaron con un chupinazo para la historia, donde los arrantzales y su gigantesca ikurriña trajeron un «subidón» para el país, con un movimiento popular que de la mano de Gora Iruñea! ha conquistado espacio público y proyección global -y que habrá que saber consolidar- y se han desarrollado en medio de un sentir general -«¡que se vayan!»- que se ha cantado, parodiado y hecho llegar a unos dirigentes que han saqueado bienes y atacado sentimientos colectivos y a los que antes se rendía cierta pleitesía y respeto institucional. Estos sanfermines han significado un punto y aparte, han marcado nuevas tendencias y preludian que lo mejor en Nafarroa, el cambio que se desea y se merece, todavía está por llegar.
Sin embargo, todo ello no puede ocultar los motivos de alarma. Las agresiones sexuales retransmitidas en todo el mundo no pueden minimizarse, como pretende el alcalde Maya, por la sonrisa de esta o aquella mujer a la que cientos de manos alargadas agredían. Unos hechos graves, gravísimos, aborrecibles, que no hay que relativizar y que hay que atajar de raíz.