Un enviado de EEUU avala al nuevo régimen como «una segunda oportunidad»
GARA | EL CAIRO
El subsecretario de Estado de Estado adjunto de Estados Unidos, Bill Burns, pidió ayer en El Cairo «poner fin a la violencia y comenzar un diálogo serio y continuo entre todas las partes».
Burns se reunió con el presidente interino, Adli Mansur, el primer ministro, Hazem el Beblaui, y el ministro de Defensa y jefe de las Fuerzas Armadas egipcias, general Abdel Fatah al Sisi, las autoridades impuestas por el golpe de Estado, que, a su juicio, supone «una segunda oportunidad de crear un Estado democrático».
Ante el nuevo régimen egipcio evitó comentar la petición de Washington para liberar al derrocado presidente Mohamed Morsi. «A ese respecto se deben dirigir a las autoridades egipcias, pero hemos sido claros», señaló. El Gobierno egipcio ha ignorado el llamamiento, y reitera que Morsi «se encuentra en lugar seguro» y «es tratado dignamente».
La visita de Burns es la primera de un alto cargo estadounidense después del levantamiento militar y la destitución del presidente. A la vez que tenía lugar esta visita, los partidarios de Morsi denunciaron de nuevo con manifestaciones masivas el golpe militar contra el primer presidente egipcio elegido democráticamente. Los alrededores de la mezquita Rabaa al Adawiya en el barrio de Ciudad Nasser, reunieron de nuevo a decenas de miles de personas, y llevan ya más de dos semanas de concentración continuada.
«No soy miembro de los Hermanos Musulmanes, pero estoy aquí para defender mi voto», explicaba el farmacéutico Gamal Hassan.
En el puente 6 de octubre las fuerzas de seguridad usaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
El Ejército había advertido de que no dudará en actuar con «la máxima intensidad, firmeza y fuerza» si intentaban aproximarse a bases militares. La cuestión era si intentarían llegar a la sede de la Guardia Republicana, donde la semana pasada las fuerzas de seguridad mataron a 53 manifestantes.
Los Hermanos Musulmanes reiteraron su voluntad de seguir manifestándose pese a que la persecución contra sus cuadros continúa. La Fiscalía General egipcia emitió nuevas órdenes de detención contra dirigentes de la Hermandad islamista y de otros grupos por su supuesta implicación en actos de violencia durante las últimas protestas.
Entre los líderes afectados figura el destacado dirigente de la Cofradía Mohamed el Beltagui y el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ), su brazo político, Esam al Arian.
El movimiento talibán afgano exigió la restitución de Morsi en el cargo y denunció la hipocresía de Occidente, que se llena la boca con palabras como democracia y avala luego golpes como el de Egipto. Recordó los precedentes argelino y palestino (Hamas).
Al menos tres personas murieron y 17 resultaron heridas -muchos en estado crítico- en un ataque contra un autobús que transportaba trabajadores de una fábrica de cemento en Al Arish, al norte de la península del Sinaí. Un responsable de las fuerzas de seguridad indicó que «el autobús fue atacado con cohetes cerca del aeropuerto de Al-Arish», por «un grupo terrorista» que intentaba alcanzar un vehículo de la Policía pero atacó al de los trabajadores por error. Unas horas antes se produjeron enfrentamientos entre hombres armados y tropas egipcias cerca de la frontera israelí, al norte del Sinaí, tras un intento de atacar un vehículo policial. GARA