Maite SORoa | msoroa@gara.net
Guerra civil entre periódicos de Madrid
Una de las derivadas del escándalo Bárcenas, y no precisamente una cualquiera, es el desata- do ambiente guerracivilesco en el que se están instalando los periódicos de Madrid. La verdad es que servidora llevaba años sin ser testigo de cruces de insultos y de denuncias tan, como dice mi sobrino, heavys.
Anteayer, los principales portales digitales de información dieron una buena cornada a un «Abc» que pactó con Moncloa una pregunta ni fu ni fa rompiendo un código no escrito entre los periodistas que siguen la actividad del Gobierno. Quizá por la cazada y el ridículo que supone para la profesión o vayan ustedes a saber por qué, lo cierto es que ayer salió en tromba y no satisfecho con defender, contra el sentido común y toda evidencia, a Rajoy saltaba al cuello de «El Mundo» -y en menor medida de «El País»- con palabras de muy grueso calibre.
En su editorial «ABC no cree ni al chantajista ni a su altavoz», acusaba al diario de Pedrojota de «gusto por el sensacionalismo y resentimiento contra el actual presidente» hasta llegar, ni más ni menos, a denunciarlo como parte de un intento «para derribar al Gobierno». Ya ven, acusando de golpistas a la competencia. ¡Ojo al parche! Y van aún más lejos al presentar al «director Ramírez» como «nuevo cómplice» de un Bárcenas al que dedican todo tipo de improperios que van desde chantajista o delincuente hasta las nubes de lo inimaginable.
Si unos caricaturizan la pinza entre Pedrojota y Prisa contra Rajoy, la «otra pinza», el «Abc» y «La Razón», además de guardia pretoriana, parece que coordina sus ataques. El editorial del periódico de Marhuenda, tras dar jabón de lo lindo al «contundente Rajoy», enseña la patita -o mejor, los colmillos- a la competencia. Les acusa de «dar pábulo a las intoxicaciones, de blanquear un chantaje y de otorgar naturaleza política a la mentira». Casi nada, vaya.
Servidora podría seguir con más perlas de un poder autodestructivo masivo cada día más frecuente en la prensa de Madrid. Pero bueno, el instinto me dice que esto no ha hecho más que empezar y me da que puede terminar descontrolándose. Tiempo al tiempo.
Mientras tanto, mirar la putrefacción y coger cuanto antes un camino propio para marcar distancia, toda la posible y más.