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crónica | hacia una nueva industria

Sostenibilidad y energía, ingredientes de la tercera revolución industrial

Con la certeza de que es necesario dar un giro al modelo industrial actual, Tecnalia reunió ayer en Donostia a decenas de asociados para dibujar las primeras líneas de la hoja de ruta que han de seguir. La sostenibilidad y eficiencia energética cobró especial protagonismo durante una jornada en la que invitaron a cambiar la manera de pensar para poder hacer de otra forma.

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Iraia OIARZABAL

La tesis de la tercera revolución industrial se instaló ayer en el auditorio del Parque Científico y Tecnológico de Gipuzkoa, donde el centro de investigación aplicada Tecnalia celebró una jornada a fin de debatir cómo avanzar hacia ese nuevo escenario que ya muchos consideran necesario para lograr una mayor eficiencia. Más, si cabe, en un momento en el que pocos sectores se libran de ser atrapados por las garras de la crisis.

De hecho, también Tecnalia ha notado los efectos de la recesión, ya que, según constataron en la junta general celebrada antes de la jornada, en 2012 redujo un 4,5% los ingresos, hasta los 110 millones de euros. Un resultado que, «aunque no es positivo, si es razonable en la situación actual», reconoció el presidente de la fundación, Javier Ormazabal.

En la búsqueda de la fórmula para transformar el modelo actual, contaron con la ponencia del estadounidense John A. «Skip» Laitner, que ofreció una perspectiva global del camino que debe tomar la industria, centrando su discurso, especialmente, en la necesidad de una mayor eficiencia energética.

A su juicio, existen posibilidades para avanzar hacia esa tercera revolución industrial, también en Euskal Herria donde, según declaró, Tecnalia cuenta con los recursos necesarios. «Tecnalia debe servir para unir los dos emisferios de nuestra sociedad, la creatividad y la lógica», apostilló.

En esta línea, recomendó actualizar los conocimientos orientándolos hacia una economía sostenible, es decir, propiciar una «transformación social y económica» que ponga fin al derroche energético. Y es que, según los datos aportados por Laitner, en Europa se hace un uso «ineficaz» de en torno al 80-82% de la energía que se utiliza en el proceso económico.

En el caso del Estado español, mencionó que, aunque tiene la tasa más baja en cuanto a energía derrochada, apenas ha mejorado la evolución en los últimos años, mientras otros países sí lo han hecho. «Para que una economía sea sostenible no hay más remedio que bajar este nivel», sostuvo.

Algo se está moviendo

Otro aspecto en el que incidió Laitner es en la importancia de estimular la creatividad. «El cerebro y las manos deben trabajar juntos», explicó. Esta ecuación de «acción + creatividad» es a su juicio la única forma de mejorar, y ya ha encontrado su sitio en una pequeña región del Estado francés, en Nord-Pas de Calais, en la que Laitner ve muchas similitudes con Euskal Herria por ser una zona donde predominan la industria y el sector marítimo.

Fue el economista Jeremy Rifkin quien sembró la semilla de la tercera revolución industrial en esta región. Propone una convergencia entre formas de energía y comunicación, tal y como ya sucedió en la primera y segunda revolución industrial. Así, según su teoría, lo que antes fue la sinergia entre el teléfono y el motor de combustión interna, será ahora entre internet y las energías renovables.

Laitner destacó que el cambio debe ser rápido, pues cree que los pilares de la segunda revolución ya se están quedando atrás. Además del necesario avance hacia las energías renovables, al que hizo mención en numerosas ocasiones durante su ponencia, citó otras claves como el uso de los edificios y las construcciones como fuentes energéticas, las tecnologías de almacenamiento o sistemas de transporte inteligente.

Asimismo, incidió en que no solo debe reducirse el uso de la energía, sino también su coste a través de políticas e inversiones adecuadas. «Generamos muchos residuos y la eficiencia energética es muy baja», advirtió el economista.

En definitiva, recomendó como primer paso dar un giro al pensamiento actual y no conformarse con «hacer las cosas como los demás». «Si queremos estar mejor que ayer, hay que hacer las cosas de otra forma», concluyó.

 

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