La Diputación Permanente del Parlamento de Gasteiz instó ayer a sindicatos y patronal a que acuerden la prórroga provisional -hasta el 31 de diciembre- de los convenios vencidos el pasado 7 de julio. El texto, aprobado con los votos de PNV, PSE y UPyD, es una enmienda a una proposición no de ley de EH Bildu en la que se pedía al Ejecutivo de Lakua que denunciara la actitud de Confebask, que no ha querido entrar al diálogo sabedor de la posición de fuerza que le confiere el fin de la ultraactividad. Sin embargo, en la iniciativa aprobada sus promotores no deslizan siquiera una mínima crítica a la parte empresarial, y se limitan a repartir responsabilidades, aun sabiendo que dos no negocian si uno no quiere.

Desde que la fecha del 7 de julio quedó subrayada en rojo en el calendario laboral, la postura de la confederación empresarial no ha podido ser más opuesta a lo que comúnmente se conoce como una negociación. Sobrada de prepotencia, no ha tenido reparo alguno en dejar en mal lugar al lehendakari, que intentó mediar y se topó con la cerrazón de la parte más afín. Con las armas que la reforma laboral del PP ha puesto en su mano, el empresariado vasco ha tenido las cosas muy claras desde el principio y, parafraseando lo dicho por Adegi a decenas de empresarios a finales de junio, ha entendido que la pérdida de vigencia de los convenios colectivos le abría «un mundo de oportunidades».

Partiendo de esa premisa, la patronal no ha dejado margen para el diálogo, pero ni PNV ni PSE han tenido a bien echárselo en cara. El debate de ayer vino precedido por una crítica de Confebask -la clase empresarial no se anda con tantos remilgos-, que quiso meter presión a los grupos y llegó a calificar de «inaudito» que la Cámara haga aquello para lo que supone que fue creada: debatir y legislar. Tras la sesión parlamentaria, el organismo que lideran Miguel Angel Lujua y la exconsejera Nuria López de Guereñu aplaudió que finalmente hubieran prevalecido «el buen criterio y la racionalidad». Es evidente que su queja era infundada, a estas alturas deberían saber que en caso de apuro nunca les faltará la mano amiga de jeltzales y «socialistas».