Maite SORoa | msoroa@gara.net
Todo está mal menos las agresiones
Cuando no ha pasado ni una semana desde que acabaron los Sanfermines, servidora ya ha encontrado a alguien que pone a bajar de un burro a las fiestas más internacionales de Euskal Herria. Se trata del columnista de «Elsemanaldigital» Enrique Arias Vega, que por lo menos no se enconde; «Contra los «sanfermines»» titula su último artículo. Empieza diciendo que «Sobreviví -es un decir- a dos ferias de San Fermín en los años 60. Desde entonces, no he vuelto a asistir a unos festejos de tan bárbaro primitivismo, donde la épica y retadora carrera ante los toros apenas dura unos minutos frente a la orgía desatada durante el resto del día». Vamos, que la última vez que asistió fue anteayer... Lo de «bárbaro primitivismo» seguro que le hace gracia a un par de colegas iruindarras. Añade Arias Vega, que como habrán adivinado no es un chaval, que «a mí me pasa, seguramente, como a muchos pamploneses que aprovechan las festividades sanfermineras para abandonar una ciudad entregada en gran medida al ruido, al alcohol, a la promiscuidad y a lo que se tercie». Horror, ¡promiscuidad y lo que se tercie! Lo peor que le pueden pasar a unas fiestas... En su particular visión, el plumilla sostiene que su «balance final no se mide por las gestas taurinas, los actos culturales realizados o la creatividad de sus participantes, sino por los heridos atendidos, las broncas contabilizadas, los comas etílicos producidos o las denuncias policiales presentadas». Un poco exagerado, ¿no? Y eso que estuvo en los 60, cuando todo era desenfreno...
Y cuando parece que solo se va a limitar a hacer de pitufo gruñón, Arias Vega hace un requiebro y vean por dónde sale: «todo el mundo se apunta al espectáculo pamplonés y se escandaliza, incluso, ante las imágenes de unas jóvenes sobetea- das por todo quisque. ¡Como si eso fuese la excepción y no la norma del jocoso desmadre sanferminero!». Vaya, o sea, que lo único que no le escandaliza al vetusto periodista son las agresiones machistas. Porque lean si no cómo acaba el argumento: «no queramos creer, pues, que estos festejos son algo distinto que lo que son y de aceptarlos hay que hacerlo con todas sus consecuencias». Es decir, que si eres mujer y vas a los sanfermines no te quejes si te agreden, que tú te lo has buscado... Seguro que es amigo de Maya.