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Alpe D'Huez, un sueño de pequeño

El francés Christophe Riblon, ganador de la etapa, admitió que desde los ocho años veía las subidas a esta mítica cima y recalcó que «estoy en el cielo».

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Christophe Riblon (Ag2r) era el hombre más feliz del mundo tras conseguir la primera victoria francesa en el presente Tour, porque lo hizo además en uno de los puertos más conocidos de la ronda gala. «Cuando tenía ocho años, veía en la tele las subidas al Alpe d'Huez y soñaba con hacer lo mismo algún día», se sinceraba Riblon tras la etapa.

La victoria no se le hizo nada fácil: «Cuando Van Garderen atacó, no pude seguirle. A cinco kilómetros para meta creía que ya estaba corriendo por ser segundo». Sin embargo, el corredor estadounidense entró en crisis en los últimos tres kilómetros y dio el triunfo al francés. «Mi director Julien Jurdie siempre ha creído en mí desde el coche, no ha dejado de animarme en ningún momento. A tres kilómetros para meta me ha dicho: `¡Ha reventado, a por él!' Cuando le he visto por primera vez he visto su posición en la bici y sabía que estaba muy tocado. No he querido problemas y le he atacado en cuanto he podido. Entrar en meta con todo el público animándote.... Estoy en el cielo», recalcaba.

En el turno de preguntas contestó a una cuestión relacionada con las sospechas de dopaje del líder, Chris Froome. «No entiendo por qué sospechan de él. El futuro dirá si es un tramposo o no, pero creo que no merece esto. Cuando se ataca al maillot amarillo se ataca al ciclismo», respondió el ganador.

Por detrás llegaron los hombres importantes de la carrera, como el propio líder, Chris Froome (Sky), a quien no se le vio tan fino como en días anteriores. «Todo el mundo puede tener un mal momento», señaló el corredor británico.

El ciclista del Sky pidió a su compañero Richie Porte que bajara al coche del equipo a por unas barras energéticas, un avituallamiento irregular que le costó 20 segundos de penalización en la general y 200 francos suizos de multa. «No es la primera vez que me pasa. Es una hipoglucemia, es un sentimiento terrible, de vacío, pero es normal porque la etapa había sido muy dura, no hay que darle más vueltas», explicó a los medios el ciclista nacido en Nairobi.

Pese a ese problema, Froome se mostró exultante: «Si esto es un mal día, me conviene perfectamente. Queda una etapa menos y he agrandado la ventaja con mis rivales».

No con todos, porque Nairo Quintana (Movistar) se colocó tercero en la general después de su gran actuación junto a Purito Rodríguez. «Nunca he sido tan feliz como lo soy ahora. No me di cuenta de que tenía algunos problemas, mi ritmo era ideal. Tuve un poco de suerte. Mañana (hoy) y al día siguiente son etapas muy duras por lo que hay que recuperarse rápidamente y prepararse para los desafíos que tenemos por delante... Acepto que ganar este Tour ya no es un objetivo, la diferencia con Froome es demasiado grande», comentó el colombiano.

Sin embargo, su compañero de escapada, Purito (Katusha), lamentó no haber colaborado más en la escapada con Quintana, lo que podría haberles subido a ambos al podium del Tour.

«Ha sido una gran etapa, muy dura. Me he encontrado muy bien, sobre todo en la última subida. Si hubiera habido más acuerdo entre Quintana y yo, él podría haber sido segundo y yo tercero, pero ha habido un tira y afloja entre nosotros que no se entiende ni por mi parte ni por la suya. Es una pena porque podíamos haber trabajado de puta madre», afirmó el ciclista y líder del equipo Katusha.

Por su parte, Alberto Contador (Saxo) confesó que no tuvo un buen día y consideró que las rentas cedidas «no están mal» para una mala jornada, al tiempo que mostró su esperanza de tener «algún día bueno».

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