El nuevo jefe del Ejército argentino, César Milani, se presentó el miércoles por sorpresa ante un juzgado de la norteña provincia de La Rioja para negar las denuncias en su contra sobre sus vínculos con la última dictadura militar (1973-1983).

En medio de la polémica desatada por su designación, Milani se presentó «espontáneamente» ante el juez federal riojano Daniel Herrera Piedrabuena, tras recibir autorización del ministro de Defensa argentino, Agustín Rossi, para ponerse a su disposición «negando absolutamente los presuntos hechos que se le atribuyen», explicó el Ejército.

Desde la decisión adoptada semanas atrás por la presidenta, Cristina Fernández, de designar a Milani al frente del Ejército, dirigentes de oposición y algunos organismos de derechos humanos cuestionaron el papel que el nuevo jefe militar desempeñó durante la dictadura.

Nora Cortiñas, dirigente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, pidió que se investigue «a fondo» la actuación de Milani durante el régimen militar. «Esto no favorece la imagen del Gobierno, hay que hacer una investigación urgente», declaró.

El escándalo aumentó después de que Ramón Olivera, un expreso político, asegurara que Milani participó en el proceso de su detención ilegal en La Rioja, en 1977.

Según varias organizaciones de derechos humanos, «este personaje de oscuro prontuario represivo» participó entre febrero de 1976 y febrero 1977 en el Operativo Independencia en Tucumán como subteniente especializado en Inteligencia y fue denunciado en relación a los levantamientos «carapintadas» en los años 80 y su condenable carrera la ha desempeñado en el área de Inteligencia del Ejército, que dirige desde 2007.