Senadores prominentes, la Asociación Médica Americana, activistas de derechos humanos y un juez federal están de acuerdo: La alimentación forzosa en la prisión de Guantánamo es una vergüenza. Aún más, también parece ser una violación de las prohibiciones del derecho internacional contra el trato cruel, inhumano y degradante.

El proceso en sí es repugnante: el alimento es forzado a través de un tubo nasal de 2 metros por la garganta hasta el estómago, mientras el prisionero está inmovilizado. (...) Esa práctica ha alimentado la opinión anti-estadounidense. (Y es poco probable que desaparezca tras la surrealista decisión del Pentágono de confinar la alimentación forzosa a la noche para que los reclusos no vean violado el ayuno del Ramadán).

El Pentágono no se enfrentaría a este problema angustioso si el presidente Obama hubiera cumplido la promesa de su primer mandato de cerrar Guantánamo y trasladar sus presos(...).

La semana pasada, la juez de distrito Gladys Kessler consideró que carecía de competencia para poner fin a la alimentación forzosa de Jihad Dhiab, preso en Guantánamo desde hace 11 años a pesar de haber sido aprobada su liberación en 2010. Pero ella escribió que «solo hay una persona que tiene la autoridad para abordar la cuestión» -el presidente-. Citó un discurso suyo de mayo, en el que Obama dijo: «Mirar la situación actual, estamos alimentando forzosamente a presos que están en huelga de hambre .... ¿Es eso lo que somos? ¿Es eso algo que nuestros fundadores previeron? ¿Es la América que queremos dejar a nuestros hijos? Nuestro sentido de justicia es más fuerte que eso. »

Obama debe ser fiel a sus propias palabras y parar la alimentación forzosa en Guantánamo.(...)