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Maite SORoa | msoroa@gara.net

Cuando ser del PP es «un acto de fe»

La polémica por la revelación de que el nuevo presidente del Tribunal Constitucional ha sido afiliado del PP hasta ayer -o quizá siga siéndolo, a saber- no acaba de amainar, a pesar de que algunas y algunos ponen muchísimo empeño en defender a su muchacho. Por ejemplo, el columnista de «La Razón» J.A. Gundín, quien ayer se lamentaba porque «de nada sirve que la ley del propio tribunal permita la militancia política de sus miembros. La izquierda, con el apoyo siempre acechante de los naconalistas, ha activado una estrategia de deslegitimación del nuevo tribunal, que ya no puede controlar, y ha encontrado en Pérez Cobos la cabeza de turco perfecta». Habrá que decir que él mismo se presentó voluntario para recibir estopa cuando mintió sobre su pertenencia al partido de Rajoy, ¿no? ¿Que pensaba que no le iban a pillar? Pues pensaba mal. Pero para el escribano del diestro diario, «el objetivo final es boicotear el normal funcionamiento del TC mediante un bombardeo sistemático de recusaciones, lo que puede causar su bloqueo total». Pues tiene fácil arreglo, que dimita el susodicho, que pongan a otro que al menos no haya pagado cuotas de afiliado, y listo.

Pero parece ser que a Gundín le mola el que está ahora, y por eso se queja de que «se le niega toda legitimidad por haberse afiliado al PP de Cataluña, un gesto que lejos de merecer censura es meritorio en una comunidad donde pertenecer al PP es, antes que nada, un acto de fe en la Constitución, frente a una mayoría que no la respeta, empezando por el presidente de la Generalitat». Atención al argumento: ser del PP es un acto de fe en la Constitución y por tanto es muy lógico que el tal Pérez de los Cobos sea presidente del Tribunal Constitucional. Pues servidora diría que ser del PP es un acto de adhesión partidista, y que cuando el señor presidente tenga que tratar un recurso del Gobierno catalán sobre cualquier tema será cualquier cosa menos independiente. Pero eso es lo que tiene la Marca España. En fin, que el columnista acaba diciendo que «la izquierda y su coro mediático son muy dueños de embarrarse en una pamema hipócrita y sectaria, pero deberían ser más respetuosos con la inteligencia de los ciudadanos». Y él debería aplicarse el cuento.

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