Lance Armstrong, Marco Pantani, Mario Cipollini, Erik Zabel, Abraham Olano y Laurent Jalabert, entre otros excorredores, aparecen entre los ciclistas que consumieron EPO en 1998, según la deducción de los medios galos a partir del informe publicado ayer por el Senado francés. Dicho informe se nutre de unos análisis que se realizaron en 2004 en el laboratorio galo de referencia de Châtenay-Malabry para poner a prueba un nuevo método de detección de dicha sustancia dopante.

El informe presentado por el Senado francés también permite identificar a los corredores italianos Andrea Tafi, Nicola Minali y Fabio Sacchi, a los españoles Marcos Serrano y Manuel Beltrán, al alemán Jens Heppner, al holandés Jeroen Blijlevens, a los franceses Jacky Durand y Laurent Desbiens, al danés Bo Hamburger y al estadounidende Kevin Livingstone.

Sin embargo, al contrario de lo publicado el martes por «Le Monde», el norteamericano Bobby Julich, tercero del Tour de 1998, no forma parte de este grupo de ciclistas que recurrieron a EPO, según las pruebas retroactivas efectuadas en 2004.

Una de las muestras del estadounidense presenta rastros de EPO, según el primer método de detección de esta sustancia en 2000, pero no presenta todos los criterios que permiten declararlo positivo, según los criterios de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) entonces vigente.

En el caso de Marco Pantani, fallecido en 2004, había corrido Giro y Tour en 1998. Durante su carrera nunca dio positivo hasta que fue excluido de la ronda italiana en 1999 por un hematocrito demasiado elevado. Por su parte, el germano Jan Ullrich reconoció el pasado mes de junio haberse dopado, pero solo hizo mención de autotranfusiones sanguíneas, no de EPO.

Mientras tanto, el guipuzcoano Abraham Olano, que en 1998 ganó el título mundial contrarreloj, indicó que «el primer sorprendido soy yo por estar en una lista de nombres cuando no he dado positivo. No entiendo cómo puede salir esto ahora. Tendrán que demostrarlo».

Durand asume sus actos

Quien sí confirmó su dopaje fue Jacky Durand. En un comunicado, el excorredor asume sus actos y pidió que no se cargue contra los ciclistas en activo hoy en día por lo que pasó hace quince años. «Nadie se chupa el dedo. La prensa, los seguidores, los espectadores y los actuales corredores conocían las prácticas ancestrales relativas a la eritropoyetina (EPO)», señaló.

«Evidentemente, hay riesgo de que el público haga una amalgama entre lo que pasaba en 1998 y lo que pasa actualmente. La nueva generación no debe pagar las estupideces del pasado», declaró el excorredor.

El actualmente comentarista de televisión insistió en que no quiere que se desacredite a los corredores que hoy forman el pelotón porque el ciclismo «es mucho más limpio ahora».

Las prácticas fraudulentas que ahora salen a la luz ocurrieron en el año en que el Tour estuvo marcado por el escándalo de dopaje del grupo Festina, al calor de una operación policial que al comienzo de la prueba arrestó al masajista de ese equipo, Willy Voet, con un cargamento de sustancias dopantes.

El informe debía presentarse el pasado 18 de julio, en plena competición del Tour pero finalmente fue pospuesta hasta ayer, tras la presión del sindicato de corredores ante el Gobierno francés. Estos resultados no pueden tener consecuencias en términos de invalidación de la clasificación de los implicados.