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Un Euskal Encounter muy dinámico

Desde los balcones del pabellón del BEC! destinado al Euskal Encounter resulta espectacular la orgía entre ordenadores tuneados, pantallas resplandecientes y usuarios a la greña. No obstante, poca duda cabe de que abajo, entre el software y el hardware, se halla el futuro de la humanidad.

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Pablo CABEZA

El Euskal Encounter tiende a trivializarse con la excesiva importancia que se le da a los juegos y otros aspectos lúdicos. Tienen su importancia, pero hoy les contamos la historia de una innovadora impresora 3D que nació, precisamente, en el Encounter.

El año pasado dos jóvenes iruindarras participaban con el resto de colegas en el Euskal Encounter. Lorenzo Chavalet, de 33 años, y Óscar Martín, de unos increíbles 39, parece un chiquillo, observaron que un participante había construido una impresora rudimentaria, pero operativa, que conseguía fabricar piezas en 3D. Como ingenieros industriales y con su afición por la informática, se quedaron con la idea y resolvieron darle unas vueltas al asunto.

«En enero de este año comenzamos a perfilas las c osas y estuvimos diseñando la impresora hasta abril», nos comenta Chavalet. Los primeros pedidos llegaron desde Alemania y Francia, posteriormente ya del Estado y otros lugares. «Estas tres impresoras que ves aquí son parte de un lote de cien que ya tenemos para la venta». Para el lector, la pregunta inmediata pudiera ser: «bien, pero para qué sirve una impresora 3D, ¿fotos con relieve? No, precisamente las fotos no son su objetivo, sino las piezas de plástico que puede construir. El objetivo de esta pieza puede ser sustituir algo que se nos haya roto. Por ejemplo, a un servidor se le acaba de romper una patita de plástico del teclado, por lo que está cojo y con un libro debajo. Si tuviera la capacidad de realizar el correspondiente diseño mediante software, esa pieza me la fabricaría la impresora. Y lo mismo el asa de mi una vieja nevera.

Cabe pensar que este ámbito no da mucho de sí, pero estas impresoras 3D son más ambiciosas porque más allá del entorno doméstico está el profesional y puede ser muy útil para arquitectos o empresas de automoción. Según las expli- caciones que nos da un entusiasmado Chavalet, los moldes de acero son muy caros y si el diseñador se equivoca y la pieza no vale, ha perdido un montón de dinero. Con esta impresora puede hacer las pruebas que quiera y dar el visto bueno al diseño para que pase a la siguiente fase con todas las garantías.

La impresora se monta con diversos elementos construidos en Nafarroa, incluso en el polígono donde esta situada la empresa Marcha Technology. «Es un juego de palabras entre Martín y Chavalet. A la impresora la llamamos Witbox printer, algo así como la caja inteligente, ingeniosa», nos indica Martín. No obstante, no todas las piezas son del país, ya que algunos motores tienen que pedirse fuera. También en un principio tuvieron que superar algunas patentes estadounidenses. «Los americanos lo patentan todo. Tuvimos problemas con Stratasis, pero comenzó a salir en Internet mucha información al respecto y formas de construirla. Después hemos aplicado software libre, ya que se ha programado mucho al respecto», matiza Óscar Martín.

El precio de la impresora es de 1.990 euros, pero todo parece indicar que irán bajando de precio según aumente la producción, de la que no se quejan. El tóner de la impresora es un hilo de plástico enrollado, cientos de metros, que se importa de Holanda y que cuesta 25 euros.

Es una lástima que la organización de Euskal Encounter no les haya otorgado un espacio más notorio o visible, tanto por haber sido una idea surgida desde un Encounter, como por el innovador proyecto.

Juegos en línea, visionados de series y concursos, elementos del encuentro

En principio, los aspectos relacionados con el entretenimiento son los pilares de estos seis mil aficionados a la informática y sus posibilidades. Sin embargo, entablar amistad, compartir experiencia y largas noches de cháchara también son  parte de la esencia del Euskal Encounter. El segmento de edad mayoritario es el que va de los 18 años a los 25, pero en informática cada vez hay más veteranos. En una apreciación visual, cuesta ver a una chica detrás de una pantalla, por cada treinta barbudos, aparece una. Nosotros damos con tres que acaban de participar en uno de los concursos más llamativos: disfrazarse de algún personaje de vedeojuego o película fantástica. Sus disfraces son espectaculares, Lara Croft se queda muy atrás, además de ojos, cubiertos con lentillas tipo gato. Un poco más allá vemos a El Diablo, con alas formadas por alambres y diodos. También destaca el concurso de tuneado, como el de la imagen de arriba. Para los más expertos queda el concurso de montaje de ordenadores desde cero.P.C.

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