La natación en línea, el principal atractivo de los Mundiales, irrumpe hoy en el programa para quedarse toda la semana. Antes de empezar ya se conoce al ganador por equipos. Estados Unidos aporta cantidad y calidad. Imbatido desde 1991, acumula 386 medallas y en el Palau Sant Jordi llegará a las 400, aunque sin su principal referente, un Michael Phelps que hace diez años en este mismo escenario comenzó a arrasar contribuyendo, como ninguno, al medallero nacional -con 22 chapas olímpicas y 32 mundiales-. Hoy se le espera en Barcelona para firmar autógrafos.

Su excompañero Ryan Lochte, el mismo que ya le quitó el protagonismo en el precedente de Shanghai'2011, parece su sucesor natural. Su dominio de los cuatro estilos le permite concluir entre los mejores en cuatro pruebas individuales. Va a por seis medallas -100 metros mariposa, 200 de crol, espalda y estilos y los relevos 4x100 y 4x200 libre- y con 19 es el segundo hombre en la historia que más chapas ha acumulado en su travesía por el certamen.

De Shanghai regresó con cinco oros y un bronce al tiempo que adornaba su momento de gloria convirtiéndose en el primer nadador que batía un récord tras la vuelta de los bañadores sin poliuretano, pero en Londres'2012 no estuvo a la altura de las expectativas y acumuló aciertos con derrotas porque los otros también ganan.

Luego volvió a sorprender. A su pasión por el diseño, que le ha permitido crear su propia línea de llamativas zapatillas y lucirlas camino del podio, o por los entrenamientos de forzudos, que le llevaron a arrastar pesados neumáticos, ha unido esta temporada otra variante en boga del famoseo protagonizando un reality show televisivo basado en su vida diaria.

El de Rochester, que el sábado cumplirá 29 años, ha admitido que en año postolímpico ha relajado su preparación pero tiene la intención de retomarla muy en serio durante los próximos tres años con vistas a los Juegos de Río'2016, una apuesta enorme para alguien de su edad. Por eso, por lo que pueda pasar, no va a desaprovechar esta ocasión.

La otra gran estrella masculina del precedente certamen chino fue Yang Sun, que pretende seguir confirmando su hegemonía en el medio fondo a lo Salnikov -400 y 1.500 libre-. La lista esta vez es larga, con James Magnussen intentando borrar la mala imagen que el equipo australiano dejó dentro y fuera de la piscina olímpica, o la confirmación de Florent Manaudou y Yannick Agnel -dos de los portentos del equipo francés-, sin olvidar a Le Clos, el sudafricano que acabó con la imbatibilidad de Phelps en sus legendarios 200 mariposa y con quien pretende sumergirse después del Mundial, aunque ahora para observar tiburones blancos desde esas celdas metálicas.

La capitana quiere 8 medallas

Missy Franklin, la nueva capitana del equipo yanqui, aspira a ocho medallas, un reto al más puro estilo Phelps. Si se divierte la mitad que en Shanghai, donde su entusiasmo era patente, la entonces nadadora revelación luego multipremiada en Londres -cuatro oros y un bronce- se lo seguirá pasando bomba. Su programa será así de intenso: 100 y 200 libre; 50, 100 y 200 espalda y los tres relevos. Tiene 18 años y encabeza una prometedora generación femenina.

Más joven todavía es su compatriota Katie Ledecky que, con 16, pretende dominar los 800 libre y amplía sus competencias en crol en plan Janet Evans. También hay futuro en la pileta en otros lugares del planeta. La lituana Ruta Meilutyte, con idénticos 16, domina la braza. Los estilos son patrimonio de Ye Shiwen, la china que con su portentosa actuación en Londres llenó páginas por sus parciales de hombre, o la francesa Camille Muffat en 200 y 400 libre.

La velocista holandesa Ranomi Kromowidjojo es algo mayor. Le falta un mes para cumplir 23 pero a los 15 también frecuentaba los podios internacionales. Actual campeona olímpica en 50 y 100 libre, el sprint parece suyo.