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udate | análisis: 120 aniversario del puente bizkaia

Un patrimonio degradado

El autor aprovecha el 120 aniversario del Puente Bizkaia para poner sobre la mesa las «calamidades» realizadas en los últimos años. Ve necesario comunicar las intenciones de los concesionarios al Word Monument Fond de Nueva York, que se ocupa de los momumentos maltratados en el mundo.

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Iñaki URIARTE | Arquitecto

Hace hoy 120 años, el 28 de julio de 1893, se inauguró el puente transbordador Bizkaia. Proyectado por el arquitecto vasco Alberto de Palacio Elisagüe, en colaboración con el constructor francés Ferdinand Arnodín, fue el primero en el mundo. Es la expresión monumental de la gran industrialización de Euskal Herria, especialmente concentrada en Bilbo y su Ría.

La Autoridad Portuaria de Bilbo, en 1995 otorgó mediante concurso una nueva concesión por diez años, posteriormente prorrogados con otros veinte a la empresa El Transbordador de Vizcaya S.L.. Desde entonces se han sucedido una serie de calamidades que no pueden obviarse. En 1999 se inició la banalización del puente al colocar un ascensor por el interior de dos de sus torres y añadir unas grandes construcciones situadas a ambos lados del paso y en cada orilla, que además de las taquillas y zona de espera, han convertido estos recintos en bazares repletos de bebidas alcohólicas, tabaco, moda y todo lo susceptible de venderse como souvenir-basura produciendo una repugnante visión desde la Ría y la barquilla. La errónea utilización en las nuevas construcciones de similar material, textura metálica y color desfiguró totalmente el concepto y la percepción original de tan bellísima estructura y supusieron una deplorable manipulación del mismo. Un atentado cultural.

En enero de 2004, el Ministerio de Cultura anunció que propondría a Unesco la inclusión del puente en la lista de elementos para ser en 2006 declarados Patrimonio de la Humanidad, como así fue, proclamándose con tal mención el 13 de julio. No hubo ninguna objeción ni medida correctora de la degradante situación que ya entonces padecía y se evidenciaba. Una gran parte de culpabilidad de esta atrocidad consentida por Unesco es de los (ir)responsables enviados previamente para informar del monumento, el arquitecto argentino Carlos Pernaut, vicepresidente de Icomos Internacional, y Francisco J. López Morales, director general del Patrimonio Mundial. En una conferencia organizada en Portugalete por la concesionaria en febrero de 2005, la disertación del primero de ellos culturalmente fue un vergonzoso fraude.

Posteriormente se han cometido más alteraciones que afectan a la autenticidad del puente en su consideración cultural: un absurdo cambio de color en 2011 basándose en una manejada campaña populista, la sustitución de criterios tecnológicos estructurales válidos y fundamentales como los remaches por soldadura, la denigrante venta de trozos de piezas originales -en realidad, hurto y comercio ilegal de elementos con rango de Patrimonio de la Humanidad a 60 euros y a 30 las réplicas-, la vulgar exhibición y descontextualización de elementos y mecanismos en el suelo de Plaza Zubiko en Getxo... Una vez más, y son ya décadas, hay que acusar a la Diputación de Bizkaia de su permanente negligencia cultural.

Ahora los concesionarios amenazan con construir unos cierres sobre las terrazas de acceso a los ascensores, probablemente para instalar bares. Ante esta lamentable situación, es una obligación ética y un compromiso profesional comunicar estos atentados al Word Monument Fond en Nueva York, que se ocupa de los monumentos maltratados en el mundo. Asimismo, convendría redactar un informe y enviarlo a las instituciones implicadas -Gobierno de Lakua, Consejo de Patrimonio Histórico del Estado, Comité del Patrimonio Mundial de Unesco- solicitando que se excluya, hasta que se eliminen todos los añadidos degradantes, de la Lista del Patrimonio de la Humanidad. Por todo ello es imprescindible que la directora general de la Unesco, Irina Bokova, tenga conocimiento de las calamidades que concurren en este bien cultural de la Humanidad y, si algún día decidiera visitarlo, acepte la presencia y una exposición de críticos motivos razonados de todos aquellos que desde hace ya décadas nos hemos preocupado por este hito vasco, la gran puerta de hierro del histórico camino marítimo de Bilbo al mundo.

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