Los Hermanos Musulmanes desafían de nuevo las amenazas del Ejército
Los partidarios del derrocado presidente egipcio Mohamed Morsi convocaron para hoy nuevas manifestaciones masivas en torno a las sedes de las fuerzas de seguridad para denunciar las muertes en la represión de las protestas anteriores. Además, reclamarán la restitución del jefe del Estado, a pesar de que el Ejército reiteró sus amenazas, frenadas de momento por la visita de la representante diplomática de la UE.
GARA | EL CAIRO
Una coalición de grupos islamistas favorables a la restitución del derrocado presidente Mohamed Morsi ha convocado para hoy otra demostración de fuerza con una movilización en torno a los edificios administrativos de las fuerzas de seguridad para denunciar «el uso de balas reales contra manifestantes pacíficos» en las protestas del pasado sábado, en las que murieron casi 80 personas.
Mantienen el pulso pese a que las autoridades surgidas del golpe militar les continúan lanzando advertencias. El domingo, el Consejo de Defensa nacional, presidido por el nuevo jefe de Estado, Adly Mansur, prometió «medidas decisivas y firmes si sobrepasan su derecho a la expresión pacífica»
El Ejército difundió ayer su propia amenaza en folletos lanzados desde helicópteros sobre los campamentos de los seguidores de Morsi en El Cairo. «Les instamos a no aproximase a las instalaciones o unidades militares, ayúdennos a proteger su seguridad», se leía en ellos. Además, el presidente ha delegado en el primer ministro, Hazem el Beblawi, la autoridad para declarar el estado de emergencia para reprimir las protestas.
Pero los islamistas mantienen su determinación y hoy quieren reunir a «un millón de manifestantes» por «los mártires del golpe de Estado». «Salid a las calles y a las plazas para reconquistar vuestra libertad, vuestra dignidad -usurpadas en un golpe de Estado sangriento- y por los derechos de los mártires asesinados por las balas» del nuevo poder, proclamó la coalición islamista. Desde el golpe de Estado han muerto más de 300 personas, la mayoría seguidores de Morsi. Fuentes de seguridad revelaron a Efe que la intención era haber desmantelado ya por la fuerza las acampadas de los islamistas, pero que la visita de la responsable de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, ha frenado estos planes
Ashton volvió ayer a El Cairo, en su segunda visita en menos de dos semanas, que prolongará en la jornada de hoy. Se reunió con las autoridades del golpe, que estimaron que la UE comprende la situación y valora su «hoja de ruta».
También mantuvo un encuentro con representantes del movimiento Tamarod que impulsó las protestas que derivaron en el golpe, que le insistieron que rechazan pactos y «una salida segura» de los Hermanos Musulmanes, mientras la responsable europea pidió «una transición que incluya» a la Hermandad islamista.
Ashton también mantuvo un encuentro con responsables de la Cofradía que pidieron al nuevo régimen que intente calmar la situación.
Por su parte, la Casa Blanca condenó la represión ejercida por el Ejército pero advirtió de que no hay «ningún cambio» en la ayuda que ofrece a Egipto.
Varias ONG egipcias han pedido la dimisión al ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, por la muerte de al menos 72 personas tiroteadas el pasado sábado en las concentraciones a favor de Morsi. También pidieron a los Hermanos Musulmanes que «renuncien a la violencia política».
Abul Ala Mady y Essam Sultan, presidente y vicepresidente del partido islamista moderado Wasat fueron detenidos ayer, acusados por la Fiscalía General de «instigar a la violencia», cuando se refugiaban en un edificio en construcción.
El primer ministro tunecino, Ali Larayedh, rechazó ayer la posibilidad de que el Gobierno dimita y propuso celebrar elecciones el 17 de diciembre para salir de la crisis creada por la muerte de un opositor, que siguiendo la estela del vecino Egipto, ha encendido un movimiento que cuestiona al partido islamista en el poder.
«Este Gobierno continuará asumiendo sus funciones. No nos aferramos al poder pero tenemos un deber y una responsabilidad que asumiremos hasta el final», afirmó Larayedh en un discurso televisado. «Creemos que la Asamblea Nacional Constituyente concluirá el código electoral el 23 de octubre para que las elecciones tengan lugar el 17 de diciembre», añadió. Esta fecha tiene un alto simbolismo, porque se trata del día en el que, en 2010, el vendedor ambulante Mohamed Bouazizi se inmoló, detonando así la revolución tunecina.
En un tono firme, el primer ministro también dijo que «si es necesario pediremos al pueblo su voto en un referéndum». Larayedh insistió en que «el Gobierno está abierto al diálogo para mejorar su eficacia», pero pidió a «todos los tunecinos, partidos y asociaciones que eviten dejarse implicar en llamamientos a lo desconocido, el caos y la violencia». En cuanto a la muerte del opositor Mohamed Brahmi, denunció un «acto de terrorismo», pero criticó a «los que han instrumentalizado este drama por intereses partidarios pidiendo la caída del Gobierno», en referencia a la oposición que pide la formación de un Gabinete de «salvación nacional».
Por otra parte, al menos ocho militares tunecinos murieron en un enfrentamiento con un grupo yihadista cerca de Argelia. GARA
