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Festivales de verano: ¿resfriado o gripe?

La suspensión del festival En Vivo en Madrid y Barcelona, pero manteniendo la fecha del 29 y 30 de agosto en Bilbo, el final armonioso de Mendebala, con su amigable humildad, y la ida y venida de otros eventos, sugieren preguntarse si el modelo festivalero está en crisis o simplemente se trata de un reajuste temporal.

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Texto: Pablo CABEZA  
Fotografía: ARCHIVO

Tras cuatro años de vida, el festival En Vivo anuncia en mayo de este año que su cuerpo sea tricéfalo: Madrid, Barcelona y Bilbo, con The Offspring como cabeza de cartel y un buen número de grupos trasladándose de uno a otro espacio. El 24 de julio Last Tour International, la empresa vasca que ya ha demostrado durante muchos años su buen ojo, anuncia sorpresivamente que se suspenden las jornadas de Barcelona y Madrid. Dos ciudades muy distintas en cultura musical, pero, al parecer, con un punto común: no participar mayoritariamente del evento.

Al respecto, algunos comentaristas han especulado que el festival era una extraña mezcla de sonidos urbanos -apuntado con desprecio- y un grupo cabecera de cartel desfasado. Como el porqué solo es teorizable, cualquier propuesta es válida al no poder demostrarse, sin embargo, nuestra verdad no es tan simple, y es otra, sobre todo si se tiene en cuenta que en mayo el Viñarock con un grupo como Pennywise, de menor calado que The Offspring (aunque de similar estilo), más mucho rock urbano y otros nombres internacionales, reventaron el espacio los tres días y que The Offspring en En Vivo de 2011 habían logrado un éxito absoluto cuando el festival se organizaba en Getafe.

En Vivo, además, propone en agosto algo parecido a lo que el Viñarock se sacude en mayo, y en Albacete, que no es un centro ni turístico ni eje internacional. Así que la teoría fácil, a la que nos apuntamos por su lógica, atañe al cartel en parte, pero también a otros muchos factores: la época, con la mayoría de los aficionados a la música sin un duro por el gasto en festivales previos y por el coste de las vacaciones de julio y agosto. Previamente ya se ha destinado un dinero a un festival y un fin de mes de agosto no parece ya la fecha adecuada. Con todo, si otros años ha funcionado, por qué no uno más: añadamos la crisis, el largo setiembre, la falta de expectativas para los jóvenes..., y el asunto va cuadrando. Sin obviar que un 21% de IVA a lo largo de todo el año es un agujero a la faltriquera que no hay madre o padre que lo remiende. De otra parte, el abono al festival en sus primeros días costaba 29 euros más gastos. Parece que muy ajustado, por lo que una desviación en la venta de abonos mínimamente acusada ya descuadraría todas las cuentas. No hay margen para el error.

Cachés imposibles

Los cachés de los grupos internacionales que pasan de gira por Europa son elevados. En otros tiempos, Iberia podía asumir los precios, como lo hacía la economía francesa, alemana, holandesa o británica, centros de grandes festivales. Tras aflorar hace cuatro años la podredumbre económica de un Estado español sustentado en la especulación, el choriceo pata negra y el delito político-económico, con la corrupción salpicando a todos los estratos, lo de abajo de los Pirineos entra en caída para dejar una realidad más amarga que la manzanilla. Los grupos peninsulares bajan sus cachés, pero la otra Europa puede pagar, por lo que el precio para los agentes vascos, catalanes, madrileños... de los grupos mediáticos terminan costando mucho más que en otros países, lo que obliga a afinar mucho por parte de los organizadores y a eliminar costos: salarios más bajos para los contratados y menos gente para realizar el mismo trabajo que antes.

El caso de Bon Jovi es significativo. Gira por Europa, pero no es posible su paso por el Estado español porque las cuentas no cuadran. El grupo decide no cobrar caché y actúa a finales de junio en el Vicente Calderón ante 30.000 personas. Las entradas, entre 18 y 39 euros, volaron en cuatro horas. No obstante, lo curioso del asunto es que en Portugal, una de las partes más heridas de esta Iberia antinatural, sí cobraron su sueldo, por lo que los precios basculaban entre los 59 y los 250 euros. En realidad, en esto de los negocios y de la música profesionalizada, el barro es lo suficientemente grueso como para no poder respirar dentro de él. Y la verdad se encuentra a no menos de seis metros de profundidad. El negocio musical, en gran parte, es un mundo fétido que afecta a pequeños y grandes. No olvidemos el caso del festival Summercase, relacionado con el caso Gurtel y actualmente investigado por el juez Pablo Ruz.

El FIB

El 2 de julio trasciende que el Festival Internacional de Benicàssim (FIB), podría no celebrarse, ya que a unos días del inicio del montaje la empresa organizadora del evento, Maraworld, se encuentra en concurso de acreedores, y tal parece que los administradores judiciales no están por permitir un festival que podría añadir pérdidas. Un día después se conoce que Denis Desmond y SJM Concerts (dos de los promotores europeos más fuertes) han adquirido una parte considerable de las acciones de Maraworld SA, un 65 por cien.

El FIB está salvado y si los promotores, con su poder, son capaces de ajustar cachés internacionales a la realidad española habrá un nuevo FIB, el del veinte aniversario, y otros muchos. En cualquier caso, a nadie se le escapa que el FIB de este año (del 15 al 18 de julio) era un cruce de bandas que en gran parte ya habían pasado por el BBK Live o incluso Azkena. Vamos, que dejó de ser el gallito de los festivales. Sus cifras de viernes y sábado rondaron los 35.000 asistentes, que unidos a jueves y domingo arrojaron 140.000 asistentes.. Y el Viñarock con su rock urbano, ¡por los 60.000 asistentes al día!

Power también declaró que el próximo año intentará, y gracias a la incorporación de los nuevos socios, retomar el Costa de Fuego, festival dedicado al hard rock que se inició el año pasado, pero que no ha podido continuar este años por los problemas económicos de Maraworld y la singular situación española.

Punto de encuentro

Lo cierto es que los festivales están resistiendo más de lo que cabría esperar dada la situación económica y las perspectivas de futuro de cada uno. Los promotores que ofertan festivales con añadidos internos, cámping, programación más o menos cuidada, un entorno adecuado, un precio ajustado, oferta variada en su interior... obtienen su recompensa: miles y miles de jóvenes que anotan sus fechas para pasar dos, tres o cuatro días tanto musicales como de experiencia personal lejos de su casa. La aventura es pura adrenalina que, desafortunadamente, no siempre alcanza a los festivales más pequeños. Parece que hay un sí a la música, pero condicional al entorno.

Este año se ha despedido Mendebala y el Wom Festival de Gasteiz, un proyecto orientado hacia el hip-hop, que debía de haberse celebrado el pasado 27 de julio quedaba suspendido por falta de venta anticipada. Años atrás, quedaron también en la cuneta el Petróleo Rock y el Setarock, que se intentó afianzar en Villasana de Mena. El Baiturock también colgó credenciales, pero tras varios años en boxes, este año comenzó de nuevo el recorrido.

El resumen pudiera ser que, aún con el golpe del IVA, el inmoral paro, y las malas perspectivas, los festivales se las están apañando en líneas generales. Para jóvenes en especial (quienes casi no acuden a conciertos durante el año), y maduros con recuerdos, los festis son una atractiva cita. Sí, hay síntomas de resfriado, por lo que si alguien se descuida, es probable que pase a urgencias.

Últimos festivales

En Euskal Herria, vivida ya la larga temporada de festivales de jazz y blues (queda Burlata durante todo el mes de agosto) queda por resolver el señalado En Vivo y el Kutxa Kultur Festibala, que se celebra el 6 y 7 de setiembre en el Parque de atracciones de Igeldo (Donostia) y que cuenta con nombres como Crystal Fighters, Dinosaur Jr., Junip, Dover, Damien Jurado, Audience, Crocodiles, Belako... Todo en un entorno sumamente agradable y con la ciudad a sus pies. Quien desee salir fuera, mañana jueves, más el viernes y sábado cuenta con Santander Music con Keane como nombre estrella y grupos indies peninsulares. Festival que no termina de consolidarse. Y el 15, 16 y 17 de agosto el Sonorama en Aranda de Duero con Belle & Sebastian, Travis, El Capitán Elefante, de Barakaldo, McEnroe, de Getxo, y un buen número de bandas indies estatales. Un festival muy «moderno» que se mantiene a lo largo de los años, como el Contempopranea. P.C.

 

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