El maquinista del tren siniestrado el pasado miércoles en la parroquia de Angrois, a cuatro kilómetros de Santiago de Compostela, estaba hablando por teléfono en el momento del accidente con personal de Renfe y circulaba a 192 kilómetros por hora instantes antes del impacto, en el que fallecieron 79 personas, según desveló ayer el Tribunal Superior de Xusticia de Galiza tras la apertura de las dos cajas negras del convoy. Al parecer un controlador de la compañía o un compañero desde el interior del convoy se había puesto en contacto con Francisco José Garzón para indicarle el camino que tenía que seguir para la entrada en Ferrol, donde el Alvia procedente de Ourense tenía el final del trayecto.

Sin embargo, en unas recomendaciones de julio de 2001, Renfe emplazó a sus maquinistas a llevar sus móviles en silencio y les pidió que cuando tuvieran que utilizarlo por «emergencia, avería o disfuncionalidad del equipo de comunicaciones autorizado», se asegurasen «de que no existe riesgo y limitar la comunicación a lo estrictamente necesario».

Según las primeras conclusiones de la comisión judicial que ayer pudo escuchar el audio almacenado en las cajas negras, del contenido de la conversación y por el ruido de fondo, parece que el maquinista consulta entonces un plano o algún documento similar en papel.

Además, según los datos almacenados en las cajas negras, en los kilómetros previos a su descarrilamiento el Alvia circulaba a 192 kilómetros por hora, pero segundos antes del accidente, fue activado un freno. Así, se estima que en el momento de la salida de vía, el tren circulaba a 153 kilómetros por hora.

De los primeros análisis de dos cajas negras, instaladas en las dos cabezas motrices del tren, se extrae que ha quedado reflejada una frenada, pero ahora un informe policial deberá ratificar con mayor exactitud si el freno fue activado por el propio Francisco José Garzón y si empleó el dispositivo de mano o de pie, según precisaron a Europa Press fuentes judiciales.

Tras el grave accidente ferroviario en Galiza, Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) está procediendo a revisar los protocolos y normativas de seguridad de toda la red ferroviaria, principalmente la de aquellos tramos de vía ferroviaria que suponen un tránsito desde la Alta Velocidad y el ancho convencional, similares al trazado próximo al lugar del accidente. Con esta supervisión, los técnicos del ente público buscan «evaluar la situación y la posible implantación de mejoras».